Pasó otra Asamblea Legislativa, momento clave en el año institucional catamarqueño, y nuevamente se impuso el sello de la pandemia en el desarrollo del acto. Con la Plaza 25 de Mayo blindada, sin militantes, sin color, en un gigantesco teatro semivacío; se cumplió con el acto de apertura del 132 periodo de sesiones ordinarias, encuentro que naturalmente tuvo en el discurso del jefe de Estado su punto de mayor interés. Desaparecida hace tiempo la costumbre de anunciar en esta ceremonia las mejoras salariales para el sector público -hoy el humor social no resistiría hasta esta altura del año para conocer las definiciones-, el mensaje del jefe de Estado no convoca ya la atención popular. A sabiendas de que no podían esperarse anuncios rimbombantes, rondaba en el ambiente la sensación de que las palabras de Raúl Jalil no pasarían de una simple formalidad. Sin embargo, el gobernador ofreció un muy buen discurso, con algunos puntos fuertes que merecen ser analizados.

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Amenizado con muchas improvisaciones, comentarios y acotaciones espontáneas, el mandatario habló durante casi una hora, guiándose por un mensaje claro y ordenado, que como era de esperarse comenzó con un detallado análisis del impacto de la pandemia de coronavirus, y las principales acciones desarrolladas para enfrentar la situación. No se privó Raúl de subrayar que Catamarca es la provincia con índice de mortalidad más bajo, sin dudas un logro de su gestión, ni tampoco de remarcar -con justa razón- el acierto de imponer la utilización obligatoria del barbijo cuando la pesadilla recién se iniciaba. Esta medida surgió por su iniciativa personal y hasta generó resistencia y objeciones, pero poco después fue adoptada en todo el país.

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Luego del sobrevuelo por el tema epidemiológico y la respuesta del sector de la salud pública, el gobernador repasó a grandes rasgos la obra pública, para hablar después de servicios públicos y de producción, con especial énfasis en la cuestión minera. Tras una breve mención a la situación educativa retomó la cuestión de la obra pública, tocó brevemente la problemática de la seguridad y cerró con unas palabras de aliento y esperanza. No hubo ninguna mención a campos como cultura y deporte, abundaron los agradecimientos a Alberto Fernández y el Gobierno nacional, y repartió además unas cuantas críticas a Mauricio Macri, al recordar que paralizó la construcción de viviendas y que no cumplió con la inversión acordada para mejorar y ampliar el servicio de internet en el territorio catamarqueño.

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El tramo más sólido del discurso de Jalil fue cuando explicó las razones de la suspensión de las clases presenciales, medida que justificó con razones directamente incontestables. Jalil aclaró, por si fuera necesario, que él también quiere clases presenciales, pero recordó que ante la crisis que se enfrenta debe actuarse con anticipación, y no una vez que colapse el sistema de salud. Hizo esta referencia en respuesta a quienes argumentan que están dadas las condiciones para no interrumpir la concurrencia de alumnos a las aulas. Pero el gobernador puso sobre la mesa algunos datos impactantes: señaló que el consumo de oxígeno en los centros asistenciales especializados se triplicó en esta segunda ola de coronavirus, indicó además que los pacientes requieren internaciones más largas para su recuperación, y señaló que el 80 por ciento de la capacidad de internación ya está cubierta. Como puede deducirse, es muy delgado el margen de especulación, y ciertamente no es aconsejable seguir tensando la cuerda hasta que los centros sanitarios no puedan recibir más pacientes: el momento de frenar y de reducir la circulación es ahora. Fue una buena explicación del mandatario, quien además pidió que no se judicialicen cuestiones tan sensibles como las medidas sanitarias.

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Otro mensaje fuerte fue el de su defensa a la minería, y la ratificación de una política de Estado que lleva una década y no se modificará.  “Desde la gestión de Lucía Corpacci, Catamarca asumió una mirada acerca de la minería que nosotros vamos a continuar, afianzando la actividad con cuidados, resguardos ambientales, controles y observancia de la responsabilidad empresarial”, expresó el jefe de Estado, con algunos párrafos dedicados a quienes todavía “tienen dudas” sobre la conveniencia de avanzar en esta actividad. Jalil ratificó que se trata de la herramienta esencial para el desarrollo de otras actividades productivas, y dejó en claro que Catamarca no puede renunciar a esa posibilidad. Admitió también que los rechazos actuales tienen su fundamento, y lo atribuyó al despilfarro que durante años se hizo de los multimillonarios ingresos mineros, sin que se reflejaran en mejoras concretas para la población. Aseguró entonces que esa realidad ha cambiado, y que son muchas las oportunidades que se abren con el litio y Agua Rica.

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Otra definición interesante que dejó Raúl Jalil, fue el anticipo de que el recuperado complejo del ex Hotel Sussex, convertido por la Gobernadora Lucía Corpacci en el Centro de Integración e Identidad Ciudadana (CIIC), volverá a funcionar una vez que se supere la pandemia. Como se sabe, allí se construyó en tiempo record el Hospital Malbrán, pero el jefe de Estado valoró el carácter inclusivo de la obra (donde alumnos de toda la provincia disfrutaban de vacaciones gratuitas y se hacían controles médicos), y anticipó que el actual Malbrán sería trasldado al Polo Sur de Salud para que el viejo hotel pueda volver a recibir a niños y abuelos.

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Gran satisfacción generaron en la samblea legislativa las noticias que llegaban sobre el estado de salud de la legisladora y presidenta del Comité Provincial de la Unión Cívica Radical, María Teresa Colombo. Se supo ayer que “Marita” logró superar un cuadro crítico luego de contagiarse de coronavirus, y su evolución en el Hospital Malbrán es alentadora, ya que le quitaron el respirador, podría recibir el alta médica y continuar con su rehabilitación en un centro asistencial privado. Hasta se comentó que -vía telefónica- Colombo se interesó por seguir la marcha de la Asamblea Legislativa. Sin distinción de colores partidarios, la buena noticia generó alegría en el ámbito legislativo, y adherimos a los deseos de pronta y plena recuperación, ya que en los días previos habían circulado mensajes más que preocupantes sobre su salud. Es una gran noticia que los peores momentos hayan quedado atrás.

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RECUERDOS. Hoy se cumplen 39 años de una de las jornadas más tristes de la historia nacional. El 2 de mayo de 1982, en pleno conflicto bélico por las Islas Malvinas, el ARA General Belgrano se hundía en los mares del sur, luego de recibir dos impactos de proyectiles ingleses. En esa trágica acción, murieron 323 de los 1093 tripulantes que tenía el Belgrano en ese momento. Entre los fallecidos y entre los sobrevivientes, había jóvenes catamarqueños. El Belgrano es hasta hoy el único barco hundido por un submarino nuclear en tiempos de guerra. El barco era un crucero ligero que la Armada Argentina le había comprado a la Armada de los Estados Unidos en 1951 cuando era el USS Phoenix (CL-46) de la clase Brooklyn. Bajo bandera norteamericana, la histórica embarcación había sobrevivido sin daños al ataque japonés en Pearl Harbor, e incluso fue utilizada en la Segunda Guerra Mundial, cuando operó en la costa este. En la guerra de las Malvinas participó hasta el 2 de mayo de 1982, cuando recibió el impacto de dos torpedos del submarino británico HMS Conqueror. Fue quizás el mayor golpe sufrido por Argentina en toda la guerra.

El Esquiú.com