El presidente del Concejo Deliberante de la Capital, Daniel Zelaya, se alejó ayer voluntariamente de su cargo y dejó también su banca, decisión que adoptó a partir de una grave denuncia presentada en su contra, que lo señala como presunto autor de abuso sexual en perjuicio de una niña. Los hechos denunciados se remontan dos décadas atrás y la denunciante es una mujer que fue vecina de Zelaya durante su adolescencia, en su Tucumán natal. En rigor de verdad el edil nunca estuvo imputado, pero la gravedad del tema lo impulsó a tomar la decisión de retirarse de la función pública mediante una licencia, hasta tanto su situación judicial se aclare.

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La denuncia en cuestión, de la cual fue notificado hace tres semanas, data en realidad de marzo del año pasado y como no habría prosperado en sus primeras instancias Zelaya alega, no sólo su inocencia, sino que desconoce los términos de la acusación. Su argumento fue que decidió ponerse a disposición de la Justicia y con ello evitó también que se genere algún problema de índole institucional o político, ante la posibilidad de que en el cuerpo se solicitara su apartamiento, algo que no ha sucedido ni sucederá porque ya se distanció por decisión propia.

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Mauricio Varela, vicepresidente primero, quedó de momento al frente del órgano deliberativo capitalino. El delicado hecho tuvo ya amplia repercusión en redes sociales, a partir de mensajes de la supuesta víctima que se viralizaron. Con la natural sensibilidad que despiertan esta clase de denuncias, surgieron también posiciones encontradas sobre la responsabilidad que podría caberle al concejal. En todo caso, se eligió aquí el camino correcto y será tarea de la Justicia determinar su culpabilidad o inocencia. El futuro de Zelaya en su trayectoria pública, de todas formas, parece quedar ahora sujeto a la resolución del caso. Por lo pronto, ceder el cargo que ocupaba deja en claro que la intención es no mezclar el episodio con cuestiones estrictamente políticas. El siguiente capítulo se resolverá lejos de Catamarca, en los tribunales tucumanos.