El Secretario
Segato, ¡Andá…!
La celebración de los 50 años de la Universidad Nacional de Catamarca no tuvo el brillo que tal vez imaginaron sus directivos. Haber invitado a la escritora, antropóloga y apasionada defensora de los derechos humanos desde una visión feminista, Rita Segato, terminó siendo un mazazo para la provincia que, paradójicamente, la recibió para destacar su trayectoria y reconocerla como Doctora Honoris Causa, distinción cumbre que otorga la alta casa de estudios de Catamarca. Como si anunciara la verdad revelada, afirmó “no hay minería sin prostitución y sin trata”, un concepto que afecta de lleno a una actividad lícita, que está regulada por leyes de alta riguridad y que fue aceptada bajo los mejores auspicios en distintos puntos del orbe, incluidos los países de mayor desarrollo. No nos referimos al despoblado norte chileno o a los socavones del África pobre, sino a los opulentos Estados Unidos, Canadá, Australia o Nueva Zelanda, por nombrar solo algunos lugares donde la minería creó las bases del crecimiento económico y el bienestar ciudadano.
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Relacionar a la minería con la prostitución y la trata de personas es volver directamente a los siglos XVIII o XIX cuando la actividad estaba relacionada con la esclavitud y se contrataban mujeres para mitigar los dolores y la soledad de los mineros. Ese escenario no existe más. Tanto que hasta las propias mujeres trabajan en la minería y lo hacen con altura, eficiencia y dignidad. Entonces, hablar de prostitución y trata significa una verdadera ofensa a la provincia o haberse petrificado en el tiempo, motivos suficientes para que la Universidad de Catamarca le retire los honores que tributó a Segato. ¿Sabrá esta señora, por ejemplo, que la provincia explota desde hace décadas Farallón Negro y a la par del yacimiento existe un barrio para la familia de los mineros? ¿Tendrá conocimiento de que por 20 años se trabajó Bajo la Alumbrera y, quienes habitamos la provincia, nunca supimos de la existencia de prostíbulos o sometimiento de menores para satisfacer necesidades humanas? Sus palabras fueron una puñalada. Lo deberían asumir las autoridades o quienes no midieron las consecuencias de homenajear a tan grande irresponsable.
El Esquiú.com