El Secretario

viernes, 25 de noviembre de 2022 01:38
viernes, 25 de noviembre de 2022 01:38

Sospechas

No por casualidad las justicias Federal y Provincial, en todo momento, quisieron sacarse de encima las causas por estafa que llevaron a cabo falsas financieras que, vilmente, engañaron a la gente y, de modo especial, a los más inocentes y menos pudientes. Acotamos, al pasar, que a la par del robo a los ilusos, hubo “vivillos” que embolsaron fortunas y sonríen por su “capacidad” de ganar dinero sucio. Todavía hoy, cuando han pasado 9 meses desde que explotó la bomba, jueces de toda laya le escapan al “fierro caliente” y pareciera que nadie se hace cargo en serio de reparar, aunque sea en parte, los daños provocados. Por supuesto, las cámaras federales de alzada y hasta la Suprema Corte tienen responsabilidades de omisión, pero claro, estamos hablando de la Justicia argentina, una especie de entelequia que está haciendo temblar el funcionamiento de la democracia.

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El caso, por su complejidad y el tibio accionar de la Justicia, promete durar años y todas las semanas puede haber novedades. En esta se produjo la reasunción del juez federal Miguel Contreras que, seguramente abrumado, se tomó dos semanas de licencia. Retomó la causa prometiendo investigar todo. A pesar del tiempo transcurrido, una buena señal. Su problema principal sigue siendo Edgar Bacchiani, teóricamente el estafador mayor que debería estar en la cárcel de Miraflores, pero pasa más tiempo, en sanatorios, lugares vip, auditando computadoras, etc. Por estos días “visita” La Rioja y quien sabe que tramoya puede orquestar desde ahí.

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Por si no faltaran “cosas raras”, conforme lo adelantó en exclusivo El Esquiú.com, la Justicia Provincial habilitó dos quiebras distintas contra Bacchiani sobre los mismos pasivos. Por ende, hay dos síndicos. ¿Cómo funcionarán entre ellos? La primera quiebra fue contra Bacchiani y la empresa Adhemar Capital. La segunda solo contra esta, por decisión de una jueza que, tal vez, no midió el antecedente que estaba sentando. En fin, acá nadie está libre de sospechas y la gente comienza a descreer de todo.
El Esquiú
 

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