Apuntes del Secretario

domingo, 19 de junio de 2022 01:40

Cartelera de lujo

El regreso de la Fiesta Nacional e Internacional del Poncho a la presencialidad, será a puro lujo. Al menos desde la cartelera artística, puede decirse que la organización tiró la casa por la ventana, porque en el escenario mayor habrá un desfile sorprendente de primeras figuras, incluyendo números amados por el público como Nahuel Penisi, Mora Godoy, Destino San Javier, Jorge Rojas, Natalia Barrionuevo, Mau y Ricky, Fátima Florez, Vicentico, el Indio Rojas, Sergio Galleguillo, Los Tekis, Los Totora, Soledad Pastorutti, el Chaqueño Palavecino, Luciano Pereyra y Los Palmeras, artistas consagrados que animarán cada luna junto con valores locales y los mejores exponentes de la música, la danza y el canto catamarqueño. Por allí se cuestionó el gasto que demanda esa batería de contrataciones, pero en realidad es una inversión bien justificada, si es que se apunta a fortalecer a Catamarca como atractivo turístico con la fiesta de invierno más grande del país como bandera.

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Debe tenerse en cuenta también la relevancia del retorno del público, que no asiste al Poncho desde 2019, una eternidad tratándose de la actividad cultural más convocante de la provincia. Con más de medio siglo de historia desde su primera edición en 1967, el festival sólo se suspendió en 1974, 1975 y 1976, hasta el receso obligado de 2020 y 2021 por la pandemia de coronavirus. Una extensa pausa de dos años, en que si bien se llevaron adelante algunas actividades virtuales, no pueden compararse con el tradicional paseo familiar que incluye, además de la música, los ranchos, las artesanías y todo ese folclore que convoca a cientos de miles de personas. Apuntalar el Poncho en este regreso sólo puede ser considerado un acierto, así como la medida de no cobrar a los artesanos para que puedan reactivar su talento como herramienta económica. El Poncho es un pilar de la identidad catamarqueña, de modo que sólo se puede dar la bienvenida a esta inversión, que puede generar grandes beneficios a corto y mediano plazo.

Más cordura

Los incidentes registrados en las marchas de los ahorristas durante la última semana, son un llamado de atención para todas las partes intervinientes en el conflicto. Lo ocurrido con Marcelo Strada, referente y vocero de los damnificados por las financieras que se popularizó como “el hombre del megáfono”, reveló algunos excesos que es imperativo controlar. Strada fue retenido por grupos especiales de la policía, simplemente porque quiso acercarse a un sitio vedado al paso por efectivos munidos de cascos y escudos, que al cabo reaccionaron en forma desproporcionada contra un hombre mayor de naturaleza dialoguista, que no representaba ninguna amenaza. El malestar existente es muy grande, hay miles de personas que acumulan tensión desde hace meses por este problema, y quien debe velar por el orden tiene a su vez la responsabilidad de priorizar la cordura al momento de actuar, para no incentivar episodios de violencia. El conflicto está latente, y cualquier chispa podría hacer que todo se salga de control, por lo cual sería importante que se imponga algo de calma. En los días previos hubo una reunión de los propios manifestantes con autoridades del Ministerio de Seguridad, pero a la luz de los hechos no arrojó los resultados esperados. No se pretenden contemplaciones de los grupos especiales, que como fuerzas de choque están preparadas sólo para actuar: cuando se llega a ese extremo ya es demasiado tarde. Se trata de hacer un trabajo previo y acordar un equilibrio para que quienes se manifiestan lo hagan libremente, sin vulnerar derechos de terceros y sin que se vulneren sus propios derechos a expresarse.

Reforma política

Hace 20 año se aprobaba el denominado “Acuerdo Federal para la reforma del Sistema Político Argentino”, un coletazo de la crisis de 2001 que fue suscripto por el entonces presidente Eduardo Duhalde y los gobernadores. Por Catamarca firmó Oscar Castillo. De los demás varios ya fallecieron, como Carlos Reutemann (Santa Fe) o José Manuel De la Sota (Córdoba) y muchos otros están retirados de la vida pública. El único firmante de aquel acuerdo que sigue en su cargo es el gobernador formoseño, Gildo Insfrán.

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La perspectiva del tiempo permite obsevar que se trató de un documento presentado como una revolución, que generó mucha expectativa pero cambió poco y nada la política del país. Fue ante todo un acto reflejo de la clase dirigente para dar señales a un electorado hastiado, que se había embanderado con la consigna “que se vayan todos”. Se dibujó así un compromiso de cambio, signado por la dramática situación económica que mostraba tolerancia cero ante los despilfarros de la política, pero después ningún privilegio se extinguió y los políticos mantuvieron su status quo de siempre.

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El acuerdo, concretamente, se comprometía a “adoptar medidas urgentes que lleven alivio a los sacrificios que enfrenta la sociedad Argentina” y a “la construcción social de un Proyecto de Nación con un Estado transparente y eficiente en su funcionamiento y equitativo en la distribución de sus recursos”, metas demasiado elevadas como para que se cumplieran. Las ideas incluían, por ejemplo: Perfeccionar el funcionamiento del sistema político argentino, Dotar de mayor eficiencia interna y transparencia al Estado Nacional, los Estados provinciales y Gobiernos municipales; Lograr mayor y mejor participación de la sociedad en los mecanismos de contralor del ámbito público; Reducción de las estructuras de gobierno; Eliminación de los gastos reservados en todos los Poderes del Estado; Limitar el gasto de la función Legislativa Provincial; Reducir en un 25% el número de miembros de la Cámara de Diputados de la Nación; Reducir el número de miembros de las Legislaturas provinciales; Propiciar la reducción del número de concejales; Limitar el tiempo de duración de las campañas electorales. Incluso vale recordar un último punto para ver hasta qué punto todo cayó en letra muerta: se prohibían los gastos de publicidad en campaña: “El Estado Nacional distribuirá equitativa y proporcionalmente espacios publicitarios de televisión y radio a los Partidos Políticos. Dichos espacios serán oportunamente acordados y convenidos con los medios de comunicación social. Queda prohibido todo otro gasto de publicidad de campaña en televisión y radio”.

Fin de una era

Internet Explorer, que logró controlar el 95 del mercado de los navegadores a principios del 2000, fue retirado del mercado. En su lugar, Microsoft operará de forma exclusiva con Edge, que es más “seguro y moderno” e integrará los sitios web y aplicaciones basados en el antiguo explorador. Así, la compañía reconoció que la última versión disponible de su navegador dejó de utilizarse. En 2002, Internet Explorer alcanzó su pico de popularidad al controlar el 95% del mercado de navegadores a nivel mundial. Pero ese mismo año empezó a sucumbir ante la llegada de Firefox y de Safari, al año siguiente. A veces como blanco de memes por su lento rendimiento, y otras como espacio que los ciberdelincuentes aprovecharon para explotar vulnerabilidades, Internet Explorer tuvo una historia de altibajos. Actualmente, como navegador web de escritorio, Edge cuenta con una cuota de mercado del 8,1%, según datos de Statista. Compite con otros como Safari (9,8%) y Firefox (7,4%), pero muy alejado de Chrome, que goza de una popularidad del 68,2% y crece desde 2012.

El Esquiú.com

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