Todos los cañones apuntan a 2023    

Ya estamos en el segundo semestre del 2022, un año que inocentemente se presumía no electoral. Sin embargo, cada movimiento de la clase política está orientado indefectiblemente al 2023, que será clave para el devenir de los 47 millones de argentinos. Los duros enfrentamientos entre el oficialismo y la oposición, en los que afloran resentimientos y odios no contenidos, podrían comenzar a diluirse. No solo por los resultados electorales, sino por la situación de quebranto que sufre el país y que preanuncia, gobierne quien gobierne, años muy duros. El peronismo, a nivel nacional, se juega prácticamente su supervivencia y algo parecido ocurre con la atomizada oposición de Juntos por el Cambio. Una derrota la podría partir en varios pedazos sin que existan ya posibilidades de reconciliación. En Catamarca el panorama no es tan diferente. También se pondrán en juego cuestiones trascendentales, entre ellas nada más y nada menos que la gobernación de la provincia.

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La reelección de Jalil

A propósito de la elección catamarqueña son varias las especulaciones y los secretos guardados bajo siete llaves. Uno de ellos tiene que ver con Raúl Jalil. Aunque no lo haya expresado abiertamente, en su entorno aseguran que buscará un nuevo mandato y para lograrlo, los mismos voceros opinan que resultará fundamental repetir el esquema electoral de 2019. Esto es con el acompañamiento de Gustavo Saadi como intendente de la Capital y la senadora Lucía Corpacci aportando un caudal electoral que nadie se anima a discutirle. “Con ella en campaña, aunque no sea candidata, alcanza para repetir los resultados de los últimos años”, susurran los más optimistas. Y como existe el temor que una caída del gobierno nacional –tal como ocurrió en las elecciones de medio término de 2021- influya en el humor social lugareño, crece la posibilidad que Jalil desdoble la elección y todos los cargos provinciales se discutan en marzo de 2023, escenario temible para los radicales. Por ello han salido en masa a pedir que se realicen las PASO (primarias abiertas, simultáneas y obligatorias) para elegir los candidatos, la única forma que tienen de evitar conflictos internos. Pero hay un dilema que los atormenta. Descuentan que si Jalil convoca para marzo elevará a la Legislatura un proyecto para suspender las primarias provinciales, una idea que el mandatario mantuvo firme a lo largo de los años. Hasta llegó a pedir reformar el sistema electoral para que las elecciones se lleven a cabo cada cuatro años y no cada dos, lo que ciertamente determina un electoralismo permanente. Con este panorama a la vista, a nadie deberá extrañar tensiones que muevan el tablero político en los próximos meses. Se repetiría, entonces, la historia de los 90 cuando el desaparecido Frente Cívico ponía sobre el escenario la cruel batalla del “gato con el mísero ratón”. Estiraba la incertidumbre hasta el último minuto de juego y dejaba maltrecho y haciendo señas al peronismo.

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Posicionamientos diferentes

A pesar de algunos roces, siguiendo con el tema, el peronismo a nivel de dirigentes aparece sólido y dispuesto a revalidar su autoridad, lo cual dependerá de los humores sociales del electorado. La coalición que encabeza el radicalismo, por el contrario, no muestra signos de unidad. Recientemente, en la Legislatura, el bloque de Juntos por el Cambio votó en forma dividida y un grupo importante de legisladores miró con desdén a Luis Lobo Vergara, el conductor del barco que puso Oscar Castillo en las agitadas aguas de la oposición. Esa fractura podría quedar expuesta en cualquier momento, al igual que la alianza de la UCR con el PRO que nadie asegura que vaya a mantenerse. Por si no faltaran rispideces, el sector que a nivel nacional orienta López Murphy intentaría imponer candidaturas provinciales y Roberto Gómez, al que muchos daban por retirado de las lides políticas, volvería a la carga por la gobernación. Este embrollo no resulta nada casual, toda vez que dentro del radicalismo se observa con mayor nitidez una clara falta de liderazgo. Queda claro que este diagnóstico, que requiere de medidas urgentes, no se soluciona con aspirinas.

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La estafa catamarqueña y la Fundación Zoe

Por audios y comunicaciones que se llevaron a cabo por diferentes plataformas, quedan pocas dudas que las estafas piramidales que ocurrieron en Catamarca no están desligadas de la famosa Generación Zoe que creó Leonardo Cositorto para dejar una retahíla de damnificados que, en diversos puntos del país, creyeron en las locuras del enigmático personaje. En las escuchas que dispone la Justicia provincial de Córdoba, se alude a transferencias millonarias que se hacían desde Catamarca, lo cual lleva a pensar que existía una coordinación con las estafas que se perpetraban en nuestra provincia y que podrían salir a la luz prontamente. Mientras tanto los catamarqueños que cayeron en la trampa siguen manteniendo reclamos que, por ahora, son pacíficos, pero sabemos perfectamente que la paciencia está llegando a límites de pretender involucrar al gobierno. En ese sentido, para que nadie se confunda y porque se trata de conflictos entre privados, nada puede hacer el Poder Ejecutivo a favor de eventuales resarcimientos sin que aparezca la figura del incumplimiento de los deberes de funcionario público. La única que puede actuar y resolver la estafa que ha sido consumada es la Justicia. ¿O alguien escuchó que en estas tramoyas hayan participado, aunque más no sea con una opinión, gobernadores como Juan Schiaretti en Córdoba u Omar Perotti en Santa Fe?

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La riqueza minera

Que Catamarca, junto a Salta y Jujuy, integre la Comisión Regional del Litio no es un detalle más para la economía provincial. Se trata de un recurso natural fundamental para la fabricación de baterías eléctricas que requieren ahora mismo las principales potencias mundiales. Que, además, Catamarca sea considerada en todos los foros mundiales como un reservorio minero de metales como el oro, la plata, el cobre o el molibdeno, entre tantos otros, agrega valor a metales o productos químicos que no todos los tienen. Tampoco tienen una cordillera de Los Andes que limita con nuestros departamentos Antofagasta de la Sierra y Tinogasta cargada de minerales, quizá en la misma proporción que los tiene Chile del otro lado del macizo andino. En fin, como hace décadas y décadas volvemos a repetir que, al contrario de ser considerada una provincia pobre o inviable como la valoraron algunos, es potencialmente rica y depende de todos –gobernantes y ciudadanos en general- que esa riqueza se exponga con toda la fuerza. Por ello, por lo que significa la minería, en su conducción deben elegirse funcionarios expertos en la materia hasta el punto de establecer a la actividad, a través de una Ley, como política de Estado. Por ahora, formalmente, la conducción está cargo de Marcelo Murúa, un legislador que venía desempeñando una encomiable tarea en la Legislatura y se le confió una tarea que es compleja y requiere de conocimientos profundos y hasta de asesorías especiales.

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El “socio bobo” y corrupto de Catamarca

Como se sabe, producto de la minería, la Universidad Nacional de Tucumán –integra YMAD junto a los gobiernos de la Nación y de Catamarca-, recibió en los últimos años millonarias partidas de dinero, las cuales eran administradas por diferentes rectores y altas autoridades de la casa de estudios. Al parecer, por las noticias que llegan de la vecina provincia, esos dineros no fueron correctamente aplicados a la planificación prevista y, por el contrario, determinaron actos de corrupción en los que se encuentran implicados notorios personajes del “Jardín de la República”. La Justicia ya tendría elementos suficientes como para tomar determinaciones y, más que temprano que tarde, se van a recibir resonantes noticias del “socio bobo” que tiene nuestra minería al que algunos catamarqueños, cuando se produjo el acuerdo de YMAD con Yamana por la explotación de Agua Rica, increíblemente se animaron a defender.

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"Contra el hambre, la corrupción y la represión"

El gobierno de Carlos Menem enfrentaba en marzo de 1990, por primera vez durante su mandato presidencial (1989-1999), una gran manifestación opositora al programa económico. Alrededor de setenta mil personas, bajo la consigna “Contra el hambre, la corrupción y la represión”, se concentraban en actitud de repudio a las políticas del Palacio de Hacienda. La multitudinaria marcha se sumaba a la ola de protestas de todo el país, cuya expresión más violenta tuvo lugar cuando unos seis mil jubilados se ubicaron frente a la Casa de Gobierno y, tras enfrentarse a la policía, lograron ingresar a la sede gubernamental. Esto era la respuesta, casi obligada, al tremendo plan de ajuste que veinte días atrás había anunciado el exministro de Economía de la Nación, Antonio Erman González. La situación de inestabilidad, y con cifras de inflación que eran prácticamente la continuidad del mandato alfonsinista, se mantuvo en el tiempo hasta la aparición de quien era ministro de Relaciones Exteriores y pasaría a ser el jefe de la economía menemista, el cordobés Domingo Felipe Cavallo, al que repudia hasta nuestros días gran parte del país. Cualquier parecido con la actualidad “es pura casualidad”.

El Esquiú