Interna con valor agregado

El próximo 2 de abril el radicalismo catamarqueño convocará a sus afiliados a votar para cumplir con la renovación de autoridades partidarias, un proceso que claramente tiene un valor agregado en el marco del año electoral que se transita. Nadie que tenga al menos un conocimiento básico y elemental de la historia argentina, puede desconocer ni poner en duda el espíritu democrático de la UCR, partido que consagró al primer presidente popular de la mano de Hipólito Yrigoyen, que es abanderado de la recuperación de la democracia en 1983, y que lleva más de un siglo defendiendo los mismos valores.

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En Catamarca, sin embargo, la realidad es algo diferente. El radicalismo no sólo esconde alguna mancha en la historia reciente por haber acompañado la última dictadura militar (dato histórico doloroso pero innegable), sino que en las últimas décadas nunca le prestó demasiada atención a la vida democrática interna. Manejado casi a dedo por una “mesa chica” mientras se saboreaban las mieles del poder -salvo escasas excepciones- la UCR local lleva un largo tiempo sin otorgar el poder real de decisión a sus afiliados, porque los últimos procesos electorales se malograron a fuerza de artimañas y judicializaciones, con Juntas Electorales cuya imparcialidad era pobre o nula

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El mando de la fuerza está en manos del joven Francisco Monti, quien tomó la responsabilidad tras el fallecimiento de Marita Colombo, con lo cual -aunque no le cabe reproche alguno, porque fue una circunstancia extrema- tampoco él fue legitimado en las urnas como presidente. Estas circunstancias hacen de la próxima interna un acto muy especial, pero sobre todo porque es la plataforma para discutir las principales candidaturas hacia octubre. Quien no supere el test de abril, difícilmente pueda aspirar a algo más. Por eso el interés por superar esta definitoria instancia de purga.

El Esquiú.com