El Secretario
Las redes sociales, como herramienta de comunicación, revolucionaron el mundo completamente y en un período muy breve de tiempo. Fue vertiginoso y contundente. Quedará para otro momento y circunstancia el interminable debate sobre los aspectos positivos y negativos de semejante influencia, pero es indiscutible que modificaron las relaciones humanas en todos sus aspectos, desde lo masivo hasta la intimidad. Cambiaron también, en consecuencia, la manera en que muchos hacen política. La comodidad e inmediatez que ofrecen es una tentación difícil de resistir. Así, hoy cualquier ciudadano siente que milita comprometidamente sólo por compartir un estado en WhatsApp o poner un mensaje en su muro de Facebook. Y los políticos, en su mayoría, no son la excepción.
Más allá de que está muy bien aprovechar las redes para dar a conocer actividades y es legítimo usarlas para la promoción personal (¿Quién no lo hace?), a veces se abusa de ese camino, lo cual queda expuesto cuando las redes no son un complemento sino el campo exclusivo de acción. Así pareció recriminarlo la exlegisladora Paola Bazán, quien se anotó en la interna radical con una crítica concreta: “Quienes conducen el partido han hecho uso y abuso de la tecnología, para hacer política hay que tener contacto con la gente…”.
Es curioso porque desde la otra vereda hubo un reproche similar, aquella vez exteriorizado por el intendente capitalino Gustavo Saadi, quien en ocasión de inaugurar el asfalto en el barrio 32 Viviendas Norte dijo: “el general Perón decía ‘Mejor que decir es hacer’ y hoy yo voy a cambiar la frase, porque ‘mejor que tuitear y postear es hacer’, y este mensaje es tanto para el oficialismo como para la oposición”. Todo indica que ambos tienen razón en sus observaciones, y quizás en su fuero interior los demás lo sepan, porque en época de campaña muchos se acuerdan de salir a patear calles, en lugar de militar desde el teléfono móvil como la mayoría hace durante el resto del año.
El Esquiú.com