El interior pega el golpe en la mesa

Una vez más, como ya ocurrió en los momentos más complejos de la interna de Casa Rosada y cuando la crisis económica amenazaba con arrasar al Gobierno del Frente de Todos, el interior pegó un golpe en la mesa para llamar al orden. Ahora la reacción surgió en medio de la ácida disputa por las candidaturas, donde distintas líneas del oficialismo nacional pugnan por imponer sus candidatos, y ante el conjunto de diferencias irreconciliables que encaminan el proceso indefectiblemente hacia una contienda interna, los gobernadores dijeron basta. El pronunciamiento se oficializó ayer en el cónclave que reunió a Raúl Jalil con Alicia Kirchner (Santa Cruz), Gustavo Bordet (Entre Ríos), Sergio Ziliotto (La Pampa), Ricardo Quintela (La Rioja), Gildo Insfrán (Formosa), Mariano Arcioni (Chubut), Oscar Herrera Ahuad (Misiones) y Gustavo Melella (Tierra del Fuego). Los ausentes fueron Omar Perotti (Santa Fe), Alberto Rodríguez Saá (San Luis), Gustavo Sáenz (Salta) y Juan Manzur (Tucumán). Sin comentarios por el dirigente sui generis Juan Schiaretti, el cordobés de origen justicialista que hace rato juega su propio juego y ahora inició un romance político con Horacio Rodríguez Larreta, en una traumática incorporación a Juntos por el Cambio.

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¿Qué quieren los gobernadores? Básicamente dos cosas. Número uno: nada de peleas internas en las PASO. No quieren que la candidatura presidencial se dirima en agosto, porque ese enfrentamiento puede tener un efecto catastrófico e irremontable en los números de cara a octubre, si el “ganador” del peronismo queda en segundo o tercer lugar con respecto a postulantes de otras fuerzas. Lo que menos necesita el gobierno es una imagen perdedora que se convierta en la frutilla del amargo postre de su mala gestión. Número dos: una “fórmula federal”. Esto es, claramente, que el interior esté representado en la boleta presidencial. Ya se verán los nombres, pero no se aceptará una dupla elaborada exclusivamente en laboratorios porteños. El camino está marcado y habrá que ver si alcanza para enderezar el rumbo de una alianza gobernante que se ve en serio riesgo de perder lo conquistado en 2019.

El Esquiú.com