María Castaños

“Hoy en día el teatro goza de un hermoso momento”

Artista y docente.
lunes, 4 de octubre de 2010 00:00
lunes, 4 de octubre de 2010 00:00

María Castaños es la representante provincial del Instituto Nacional del Teatro.
Es docente del lenguaje artístico y estuvo becada en el Instituto Nacional del Teatro.
Forma parte del elenco de la Comedia Municipal.
Fue asistente de dirección del Teatro Cervantes (Buenos Aires).
Ocupó la función pública en complejos culturales de la Municipalidad de la Capital.
Realizó cortos y filmó su primera película en Buenso Aires, “Más allá de la cruz”.

 

- ¿Cómo iniciaste la carrera de teatro?
- Me tomó un tiempo descubrir qué era lo que quería hacer. Creo que uno lo siente pero no sabe hasta que lo descubre o hasta el día en que se da cuenta que “esto es lo mío” y le da placer realizarlo. Mi gusto por el teatro apareció cuando iba a la escuela primaria, siempre me caractericé por estar en todos los actos escolares donde me hacían recitar poesías, glosas… recuerdo cuando me tocó en el último año de la primaria que era en la escuela Gral. San Martín; además de ser la abanderada me pusieron en dos números de actuaciones, así que dejé la bandera para la primera escolta y salí para el escenario, para cambiarme y actuar en el número que me tocaba protagonizar. Este fue mi primer paso en la escuela y ahí decidí que era el teatro, que me tenía que acercar porque ya venía mi profesión desde el jardín de infantes, por las destacadas actuaciones que realizaba. En la primaria recuerdo con cariño a Claudio Herrera, docente de la escuela, él me llevó a la escuela de teatro. Ya en la escuela tuve mi primera clase con la profesora Blanca Gaete, después de esa primera clase me sorprendieron los ejercicios que hacíamos, porque Blanca nos hizo improvisar para trabajar el tema de la voz, y en esa época tenía 12 años y me produjo una alegría pero a la vez me sentía rara. En el 94, ya estando en la escuela secundaria, llega un grupo de profesores caracterizados visitando aula por aula del colegio Jorge Newbery, invitándonos a todos a la escuela de teatro. Me inscribí y comencé en una escuela preparatoria. En el 96 me inscribí en la carrera de maestro de arte escénico y podía tener el título si terminaba mis estudios secundarios. Además, realicé otras actividades, deportivas, pero me incliné por la actuación.

- ¿Era más difícil hacer obras de teatro antes que ahora?
- Hoy en día el teatro goza de un hermoso momento, de esplendor y de vuelo; está dado por los beneficios y auspicios que tenemos, una ley nacional de teatro, algo que no le ocurre a la música, a la plástica… que sí le ocurre al cine y al teatro. La diferencia es que en el teatro es una ley muy federal, y eso permite que los recursos nacionales lleguen, que se puedan pedir los fondos para realizar una obra de teatro, para un libro, para obras, para viajar, para capacitarte… eso antes era imposible, antes era por la autogestión, por el impulso propio del elenco para buscar los auspiciantes. Hoy en día el teatro está en un despliegue impresionante, avasallador. Los catamarqueños ya tenemos por historia un precursor del teatro como lo fue Exequiel Soria. Es el padre del teatro nacional, que inicia todo un movimiento con la producción teatral; también fueron grandes Juan Oscar Ponferrada, Julio Ignacio Gardel, son autores catamarqueños que se destacaron en Buenos Aires.

- ¿Catamarca fue siempre una provincia con muy buenos teatristas?
- No tan sólo con los teatristas, sino con los músicos, los plásticos… tenemos talentos en todos los ámbitos, pero muy pocos son difundidos porque en general la comunidad catamarqueña tiende a empañar y no reconocer el logro personal de los compañeros, porque tenemos actitudes mezquinas que son propias de nuestra formación cultural.

- ¿Cuesta vivir del teatro en Catamarca?
- Sí, cuesta vivir, porque no sucede lo mismo que en Tucumán, Córdoba o en provincias grandes donde tienen un circuito. Es posible también vivir, de hecho en Catamarca se vive de esto, por ejemplo, los titiriteros viven netamente de sus actividades artísticas, como el teatro murguero, callejero… pero hay una realidad y un problema cultural que es que la mayoría de los catamarqueños somos dependientes del trabajo oficial. Entonces para ellos el teatro está hecho para un hobby, también lo realizan en los tiempos libres o para una terapia.
Algunos trabajan el teatro desde la docencia, otros como actores, en la producción teatral. Es factible vivir pero es muy sacrificado.

- Lo mágico del teatro es la diversidad de personajes que pueden protagonizar.
- Por lo general la gente dice “ahí están los locos del teatro”, por las expresiones que se utilizan. El actor es un ser sensible, es un ser humano, es un ser social que no está ajeno a la realidad en la que vive. El personaje me permite como actor la libertad de crearlos, soñarlos, pensarlos y darles vida, en tanto también podemos decir muchas cosas que el sujeto común no puede decir. Es esa magia que se da con el espectador y vos ves que hay un gesto, un movimiento, una mirada… son muchas veces más importantes que los aplausos.
También el aplauso es importante para el actor, porque necesita de algún modo que el público le devuelva todo el tiempo invertido en ensayos. Pero es tan mágico ese momento que es como una comunión.
El público de los barrios aledaños es más auténtico, más fresco, es como que necesita empaparse de lo que uno le habla.

- ¿Cuáles son los personajes que más te gustan?
- La comedia, en un tiempo pensé que no podía, a pesar de que es muy difícil hacer reír, pero mucho más difícil es generar un estado de ánimo en los espectadores. Pero me oriento más por el drama, por la tragedia, no así tanto por el melodrama como género, también me gusta lo grotesco.
 

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