En 1958 fundó el Coro Polifónico de Catamarca. 
Fue director artístico de Radio Municipal Buenos Aires.
Se desempeñó varias veces como jurado en el Fondo Nacional de las Artes, Secretaría de Cultura de la Nación y Premios Konex, donde fue nominado como mejor periodista. 
Condujo diferentes audiciones en Radio Cultura Musical y en Radio Nacional Clásica. 

- ¿Cuáles son los fundamentos de su formación musical?

- Tuve la suerte, el privilegio, de tener una formación muy sólida en el Seminario de los Padres alemanes de la congregación del Verbo Divino. Ellos me dieron una formación muy sólida. Ese fue el piso de mi formación y además fui un lector casi obsesivo.
Otra instancia importante en mi vida fue encontrarme con Quique Sánchez Vera, por quien siento una admiración profunda que se agiganta a medida que pasa el tiempo. Hay una etapa, antes de irme de Catamarca, que estuve con gente de la Comedia Catamarqueña, en las audiciones radiales de música clásica en La Unión, donde el cura Melo me dio un empujón inicial para volcarme al periodismo. El cura Arturo Melo, que era una pluma brillante, me estimuló para que escribiera.

- Una faceta suya menos conocida es la de compositor.

- A los 12 ó 13 años comencé a escribir. Tuve suerte de que aquí se cantara, cuando tenía 16 años, la Canción Invernal. También compuse obras para órgano y violín que se estrenaron en el Teatro Cervantes.
Hice otra obra para órgano, para una gira que emprendió por Alemania y Francia Adelma Gómez. Se llama Franckiana y está hecha sobre un tema de César Franck. Compuse varias obras para coro. Hice obras con Quique, poeta maravilloso, uno de los mejores del folklore de nuestro país.
Hicimos canciones que cantan a Catamarca y cantan a personajes de Catamarca como a Nicolás Bazán, al zorzalero, al potrerillo. Nuestro tributo a las tejedoras, al poncho, al río El Tala, y una zamba romántica, La ilusionada. También es de mi autoría la canción oficial del Colegio Nacional de Catamarca, con versos de Juan Oscar Ponferrada.

- Lanzado por el padre Melo, se convirtió en un crítico musical.
- En Buenos Aires fui corresponsal del diario La Unión durante muchos años, y luego trabajé en el Diario La Nación desde el año 1978 hasta hoy, porque aunque me jubilé hace 5 años, sigo escribiendo, sobre todo de música clásica. Antes hacía crítica sobre música popular, pero en los últimos diez años he tenido más desempeño como crítico de música clásica.

- La zamba oficial del Poncho se volvió a cantar en esta 40º edición de la Fiesta.

- Sí. Se ha posibilitado la venida de mi queridísimo amigo Horacio Berdini, que es un excelentísimo cantante, y acá ‘capturamos’ a Diego Córdoba y ensayaron a rojo, en dos días, y pudimos rescatar la memoria. Porque la gente se había olvidado, o no sabía que la Zamba Para mi Poncho era la zamba oficial con que ganamos en el año 1967, en un concurso de la Dirección Provincial de Turismo.
Fue un concurso y con Quique Sánchez Vera ganamos el primer premio, y se la instituyó como canción oficial de la Fiesta Nacional del Poncho. Cuando estaba Manolo Rodríguez se lo tuvo presente, pero se fue Manolo y había caído en el olvido.

- Los memoriosos recuerdan el apogeo cultural de los ‘60.

- En los años 60 había en todo el mundo una cosa que flotaba en el aire. Antes del Mayo Francés del ‘68, era como si alguien lo hubiese declarado: “la imaginación al poder”;.fue una explosión de poetas, músicos, pintores, escultores, en todo el mundo, una explosión de creatividad. Y quizá no fue por nuestra propia capacidad, por nuestra vocación, sino que era que estaba en el aire y era un imperativo de la década.

- Hay grandes intérpretes que eligieron sus obras...

- Interpretaron mis canciones el Flaco Ibáñez, Carlitos Cano, el grupo de Los Sembradores.
Mercedes Sosa se interesó por una obra mía, que es Palito de Tola. Después cantó la Vidala de la Soledad, con letra de Ana Danna, y también cantó Los niños nuestro olvido, con letra de Víctor Heredia. Don Eduardo Falú llevó por Europa la Vidala de la Soledad. El del maestro Damián Sánchez fue el primer coro que cantó mi versión coral de “Palito de Tola”; él escribió la versión de la zamba Nicolás Bazán para sexteto vocal, y un arreglo coral de la “Canción de la tejedora”, que ya grabaron algunos solistas. En 2006 Suma Paz grabó nuestra milonga “Pampa Escondida”, con bellísimos versos suyos. Lo que nos pasa a los provincianos es que se puede ser un genio acá en la provincia, pero si no se va a Buenos Aires, que es el centro de irradiación nacional, pierde.

- ¿Qué actividades está realizando ahora?

- Ahora soy colaborador del diario La Nación, desde que me jubilé hace 5 años. Y estoy abocado al trabajo en SADAIC, haciendo investigación para la publicación de los libros de la Sociedad Argentina de Intérpretes.
En este momento no estoy componiendo música, pero tengo pendiente hacer una Elegía para un gran amigo que recuerdo con cariño y es Silvio Valderrama, detenido y-desaparecido en el ‘77, a los 35 años. Era escritor, un gran pianista de jazz.
Nació en Catamarca, luego fue a Córdoba y luego a Buenos Aires, donde fue secuestrado.

En SADAIC y en la AAI

“Sigo trabajando en entidades como SADAIC y la Sociedad Argentina de Intérpretes. Justamente mi visita a Catamarca, con Susana Rinaldi, para la 40º edición de la Fiesta Nacional del Poncho, fue porque la Sociedad Argentina de Intérpretes quiso que en la publicación de la revista que hace AAI, que va a todo el país, se reflejara lo que significa la Fiesta Nacional del Poncho.
También hemos resucitado el libro de Suma Paz, El Canto de la llanura, que lo reeditó la Asociación Argentina de Intérpretes en editorial Corregidor..
A través de Susana Rinaldi que es la vicepresidenta, la Asociación me encomendó unos opúsculos o libros sobre personas importantes. El primero fue sobre Domingo Cura y ahora en agosto lanzaremos otro sobre Mercedes Sosa, que está lleno de testimonios de todo el entorno más profundo de Mercedes y de la visión tucumana de Mercedes. La idea es publicar tres libros por año".