Leonel Canil - Jugador de Lanús

Leonel, el Pelusa catamarqueño

lunes, 26 de noviembre de 2012 00:00
lunes, 26 de noviembre de 2012 00:00

Cuando lo llamamos, interrumpimos su merienda de leche con chocolate. Llamaba la atención haber tenido que marcar un numero que empezaba en 0387, la característica de Salta. “Es el teléfono de mi amigo Facundo. Acá en la pensión hay chicos de Salta, Córdoba, Tucumán, Corrientes, Formosa… y también estoy yo, que soy de Catamarca”, contó Leonel Canil, el jugador de Lanús, amigo y compañero de ese racimo de jugadores del interior del país, que como él, están en Buenos Aires con el objetivo claro de jugar al fútbol de forma profesional.
Como Dios está en todos lados pero atiende en la Capital, el camino marcó la lejanía, el tener que irse del hogar con poco tiempo de haber caminado la vida. Canil lo hizo cuando sólo tenía 11 años. Hoy dice que tiene otra familia, la que formó en el club, y con la que convive en el mismo estadio del “Granate” bonaerense.
“Con los chicos estamos todo el día juntos”, afirma. Será porque sus historias son tan parecidas, con la distancia como común denominador.
Leonel está terminando su segundo año en la institución “Granate”, a donde llegó después de haber estado un tiempo en el recordado (y para muchos, polémico) “Proyecto Barcelona”.
Jugó en este año en la 6ta División, se preparó con una pretemporada a la que como mínimo podía catalogar como “dura”, y el llamado por varios de sus ex compañeros como “Pelusa” se puso el objetivo de llegar a la Reserva. Lo que cada vez está más cerca.
“En la pretemporada nos fuimos a Chapadmalal. Estuvimos una semana, y fue durísima”, contó Leonel, que tiene a Omar, su hermano mayor, jugando en las formativas de Ferrocarril Oeste.

“Chau adaptación”

El famoso periodo de adaptación ya es historia. Éste es el segundo año de Leo en Lanús, y con la confianza como bandera, piensa en la Reserva, y en mostrarse.
“Yo voy a jugar en la 6ta, y lo que quiero es que salga todo bien como hasta ahora, y apuntar a llegar a la Reserva y que me vean desde la Primera”, contó quien se formó en el Ateneo Maniano Moreno, y que apenas siendo changuito tomó la determinación de dejar la casa por ir detrás de la pelota y sus promesas.
“Éste es mi segundo año en Lanús, y el tiempo de adaptación ya pasó. Físicamente estoy de diez, he trabajado muy duro. De la cabeza me siento bárbaro, y futbolísticamente, estupendo”, definió quien por ser petiso y morrudo, se ganó las comparaciones, nada más y nada menos, que con Diego Armando Maradona.
“Estuve muy poco en Catamarca, en enero aproveché las vacaciones. Estuve un mes y algo en Catamarca, pero los aproveché”, dijo. “Salía todos los días”, indicó, arrastrando mucho la “o”, entre pícaras risas. “Había que visitar a la familia y los amigos, tíos, primos, a todos, y después volver. Los viejos están contentos. Obvio que me extrañan, pero ya están un poquito más acostumbrados a que esté lejos”.

En el estadio

¿Dónde pasa sus días Leo en Buenos Aires? “Yo estoy debajo de las tribunas. Ahí está la pensión, en el estadio”, aseveró con marcado entusiasmo Canil.
“Está muy bueno, la pasamos de diez. Además voy a la cancha siempre. Varias veces estuve de ahí cerquita de todos, de alcanza pelotas”.
Bastante fue el tiempo que pasó luego de que Leonel salió de su casa, con lógicas consecuencias. “Yo veo las fotos y no puedo creer todo lo que he crecido. Cuando voy allá siempre me dicen que estoy más alto, más grandote. Que estoy muy ancho me dicen, ja”, apunta quien tiene 64 kilos, y va al gimnasio casi todos los días.
Antes le decían “Maradona Junior”. “Ya no, jaja”, asevera.
“En la escuela de Barcelona me decían ‘Pelusa’, algunos de los chicos me siguen diciendo así, pero ahora la mayoría me dice ‘Diegui’. Pedazo de responsabilidad me dieron con el apodo, jaja”.

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