Favio Guardone

“Trato de hacer las cosas lo más parecido a lo que es la TV de afuera”

miércoles, 28 de noviembre de 2012 00:00
miércoles, 28 de noviembre de 2012 00:00

Dos grados bajo cero y un viento de esos capaces de hacerte desistir de cualquiero cosa. Trabajo para el noticiero de la tele (entre otras cosas, como notera) y junto al camarógrafo, tenemos la misión de encontrar a una familia que está siendo desalojada.
Son las 8 de la noche y ya no se ve nada; así que más o menos ubicamos el lugar y Favio se baja “a ver qué onda”. Y escucho el indeseado: “Dale Lucanera, bajá”.
A pesar de no ver nada, la gente se reunió cerca de la camioneta del canal y Favio prepara todo para hacer la nota.
Pero a pesar de las condiciones insostenibles (en el reportaje se observa cómo me tiembla la mano por el frío), Favio se toma todo el tiempo del mundo. Coloca meticulosamente el trípode, hace un par de pruebas y recién ahí la nota comienza. Y así, siempre. Parece que para él no existe el “así nomás”.
Favio Guardone (sí, con V corta, no como habitualmente ese nombre se escribe) llegó a Catamarca como camarógrafo para América TV por el caso María Soledad y conoció a quien después sería su esposa; así que luego de un par de idas y vueltas, terminó quedándose y hoy trabaja en Canal 5 Airevisión.

- ¿Cuál fue el primer contacto que tuviste con el mundo de la tele?
- A los 18 años tuve unas reu-niones con el jefe de cámaras de América TV, porque me interesaba entrar en el canal, y lo primero que me pidieron fue que me corte el pelo. Tenía 18 años, pero era un nene, así que entré así, primero como chofer de la camioneta del canal. En aquel momento cada móvil salía a la calle con cuatro personas: el chofer, el asistente de cámara, el camarógrafo y el periodista y había siete u ocho equipos de trabajo.
Se necesitaba tanta gente porque las cámaras eran manejadas por dos personas; el camarógrafo y un asistente que tenía que llevar una mochila bastante pesada; pero todo fue evolucionando de a poco, la cámara ya era manejada por una persona sola. Es así que el chofer pasaba a ser el asistente, el asistente ascendía a camarógrafo y así fui subiendo.

-¿Por cuántos años estuviste en el canal?
- Durante cinco años fui camarógrafo y en total en el canal estuve nueve años; la verdad que me tocó ver de todo.

- ¿Qué te impresionó más?
- La voladura de la Embajada de Israel, por ejemplo, fue algo impresionante. Me acuerdo que estábamos cubriendo una nota en la Quinta de Olivos y salimos volando para ahí… Llegamos y era desastroso lo que había sucedido, estaba todo desparramado, lleno de vidrios, sangre y sirenas.
Me acuerdo que cerca de la embajada había un edificio de Sevel, que la gente lo conoce como el “Rulero”. Eso estaba a cinco cuadras, pero todos los vidrios de ese edificio habían volado… No podíamos creer lo que había sucedido, pero de esas cosas vi un montón.

- ¿En una época tuviste que hacer guardia nocturna también?
- Sí, durante toda una época hice en América 24 el horario de 22 a 6 de la mañana, y todas las noches; las notas clásicas eran tiroteos, allanamientos y choques; así como en Navidad y Año Nuevo la posta es en el Hospital del Quemado. Bueno, todo ese período fue así: de lunes a domingo muertos y accidentes.

- Después de ver todas esas cosas, ¿perdiste la sensibilidad?
- Un poco sí, pero hay cosas que me conmueven mucho, hay que hacer notas en la que los afectados son los chicos, y eso te llega. ¿Te acordás del caso de Cabello, el tipo que corría picadas en la Panamericana? Bueno; yo lo fui a cubrir a ese accidente y fue terrible ver el cuerpo de la nena, toda quemada y después, el auto que manejaba el tipo ese, donde se veía la botella de alcohol. En casos como esos te da una impotencia… Hay cosas que no te dejan de dar impresión a pesar de los años. Justamente me acordaba de ese caso hace poco porque se hizo el juicio y pude ver de nuevo mis imágenes, que quedaron en el archivo.

- Te tocó trabajar con gente conocida ¿no?
- Sí. Con este trabajo te toca juntarte con todo tipo de gente; desde el más humilde al más poderoso. Yo le hice notas a Borges, a Pelé, a Fidel Castro, a quien tuve frente a frente en Bariloche en la cumbre de los presidentes. Además, a Maradona, a quien con un compañero periodista lo cubrimos de manera exclusiva para el canal cuando regresó al país con Caniggia. Además de los viajes… Fui a cubrir el Mundial de Fútbol de Estados Unidos en el ‘94; fue toda una experiencia. En el año ‘93, además, cubriendo el caso del soldado Carrasco, conocí a José Luis Cabezas en el transcurso del juicio. Había un grupo muy lindo de colegas y compartí mucho tiempo con él.
A veces pasás tantas horas fuera de tu casa y de viaje que compartís más tiempo con tus colegas que con tu familia o tu novia; por eso, el rubro te tiene que gustar, porque nunca sabés lo que va a pasar o a dónde tenés que viajar ni por cuánto tiempo.
-¿Conociste a gente de la farándula?
- Sí. En la época de Menem había mucho jet set, así que hasta a las conejitas de Playboy conocí y a la mayoría de los personajes de la farándula que hoy ves por la tele.

- ¿Cómo llegás a Catamarca?
- Acá llego a cubrir los juicios por la muerte de María Soledad Morales y en el ‘96 o ‘97, regresé por la senaduría de Ramón Saadi. Allí conocí a Silvina (su mujer catamarqueña) y nos casamos a los seis meses.

- ¿Y te quedaste de una?
- No, en realidad ella se fue a vivir conmigo a Buenos Aires hasta el 2000, cuando en el canal hubo un despido masivo por la crisis generalizada, antes de la caída de De la Rúa. Así que entré a trabajar a Crónica TV y a Canal 26, pero cubría francos, más que nada. Hace trece años vinimos a pasar las vacaciones acá con mi señora y mi primer hijo; pero se nos empezaron a dar las cosas acá y mi señora quedó embarazada de nuevo, así que nos terminamos quedando.

- En una época, ya trabajando en donde estás actualmente, tuviste problemas con la gente del gobernador, si mal no recuerdo.
- Sí. Con mi compañero Axel Romero tratábamos de lograr la nota que nos había prometido el gobernador, así que lo seguíamos, esperando que le conteste a Axel las preguntas; pero los custodios de Brizuela del Moral, que nunca nos trataron bien, no nos dejaban llegar. Y bueno, un chistoso me puso un pie y caí con la cámara, aparte de un par de golpes que recibí, que nunca se vieron en cámara, pero que se sintieron igual. El problema era con los custodios del gobernador, que se la daban de secretarios o no sé qué pretendían.

- Te tocó criarte en Capital y vivir ahora acá. ¿Cómo verías a tu familia en Buenos Aires hoy?
- Acá nada que ver con Buenos Aires, lo vemos todos los días por la tele, aunque reconozcamos que la televisión lo infla mucho -y a eso lo sé bien- pero estoy conforme porque mis chicos viven en una ambiente más sano que el de allá. De todas formas siempre se extraña… lo que más extraño de América es la adrenalina y el movimiento.

- De igual manera vos te tomás el tiempo de hacer las cosas con cuidado ¿no?
- Y sí… trato de hacer las cosas lo más parecido a lo que es la televisión de afuera, me tomo el tiempo de hacer mi trabajo con cuidado y que salga lo mejor, porque lo que está viendo la gente te representa a vos. No puede ser que la cámara se mueva o salga todo azulado y esos detalles llevan tiempo. Antes en América salía en el “graf” del noticiero el nombre del camarógrafo que había trabajado en cada nota, lo que acá no pasa, pero uno trata de hacerlo con la mayor profesionalidad posible.

Entrevista: Natalia Lucanera

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