José Osvaldo Castillo

“Soy muy devoto de Fray Mamerto y tuve la dicha de contar con su ayuda”

A través del arte y con dedicación, Don José encontró su original manera de rendirle homenaje al Orador de la Constitución.
viernes, 10 de mayo de 2013 00:00
viernes, 10 de mayo de 2013 00:00

José Castillo nació en Esquiú, La Paz, hace 62 años. Tal vez esa circunstancia geográfica fue la que hizo que su devoción por el fraile catamarqueño fuese tan honda como sus raíces. Autodidacta en el arte, desde hace años realiza réplicas en madera de los hitos de El Suncho, esa posta tan cercana a su casa que fue cobijo en las últimas horas de Fray Mamerto Esquiú, como un homenaje a la figura que despierta su fervor religioso. Recientemente terminó su obra más grande, una fabulosa reproducción completa de ese sitio histórico.

-¿Cómo nace la idea de esta maqueta?

- A este trabajo lo tenía en mente hace años, pero no lo armaba porque no estaba terminada la obra en El Suncho. Faltaba la entrada y yo no arrancaba porque no sabía cómo iba a quedar al final. Allá al monolito lo donó gente de Córdoba, porque Fray Mamerto fue Obispo en Córdoba y siempre lo veneraron muchísimo. Años después, entre Catamarca y La Rioja hicieron la Capilla. Y luego alguien del gobierno de acá pensó en que se haga un cerramiento para que quede protegido. Pero sucedió que la persona que estaba haciendo la pirca, que era un hombre que sabía un montón de eso, tuvo la desgracia de fallecer en un accidente y a partir de allí se paralizó la obra. Recién el año pasado fui y me sorprendí al encontrar todo hecho. Me puse contento y se me metió la idea de que tenía que hacer este trabajo sí o sí, no sabía cómo, pero lo haría.

- ¿De dónde surge su devoción por Fray Mamerto?

- Toda la vida fui muy devoto. Soy muy devoto de Fray Mamerto y tuve la dicha de contar con su ayuda para una de mis nietas. Mi hija Claudia tenía la bebita de unos 20 días, cuando se levantó a medianoche a hacerle la leche se le escapó la criatura de los brazos. Se partió la cabecita. La llevaron al Hospital, el problema de ella era gravísimo, era casi imposible que se salve, y el médico dijo que la única esperanza era ver si se podía operarla. Entonces le pedí a Fray Mamerto que la ayude, que no la operen y que se salve. A los pocos días se le fue todo el hematoma que tenía, y hasta la fecha, que ya pasaron más de 20 años, no tuvo que volver al médico. Yo le llevé una capillita a Fray Mamerto, la dejé en Piedra Blanca. Después también le hice un monolito, todo con madera. Y ahora volví a trabajar en esto, cuando terminaron la entrada en El Suncho.

- ¿Ya venía trabajando entonces con las réplicas?

- Sí, ya había hecho monolitos y capillitas, pero lo que yo quería, mi anhelo y deseo era concretar la obra como estaba hecha allá, completa, siquiera para tener de recuerdo. Es que yo hice un montón de cositas que fui regalando, como las que doné en Piedra Blanca, y no me arrepiento porque justamente yo se lo dediqué, pero en realidad esta es la obra. Para mí es lo más grande que hice y lo único que me va a quedar cuando ya no pueda trabajar. Igualmente pienso seguir. En Esquiú no dejé nada, y calculo que en cualquier momento llevaré algo para allá, porque soy de allá y sería injusto que no haya nada.

- ¿Qué características y dimensiones tiene esta pieza?

- Le juro que si me preguntaba hace dos días qué medidas tiene la maqueta, yo ni sabía. Recién hoy le saqué, pensando en que podía preguntármelo. Tiene de frente 1,20 mts, de costado 1,03 mts y el diámetro es de 3,47 mts. Yo no me guío por las medidas ni nada por el estilo. No tengo teoría, sino mucha práctica. Tomo la madera, corto un pedazo para empezar lo que quiero hacer, que quede bien cuadradito, sin pensar en los centímetros. Es algo que me sale natural. De teoría no tengo nada porque sólo llegué hasta sexto grado, fue lo que más pude. En esa época el primer año era en Recreo, y mis padres eran de esos viejos pegotes de los hijos, no querían que me vaya. Desde entonces, prácticamente todo lo que yo adquiero como conocimiento, lo hago únicamente porque a mí me apasiona.

- ¿Y cómo aprendió a trabajar la madera?

- Para mí es de nacimiento, siempre tuve esa facilidad. Desde niño hacía camioncitos, era natural. Esto no es una cosa que uno de grande aprende, lo mío se dio así, yo armaba mis propios juguetes. Me apasiona todo esto y le tengo muchísima paciencia. Me voy dando maña. Cuando yo quiero hacer algo y me gusta, busco la forma y no duermo por pensar en eso.
- ¿Tiene pensado seguir con obras relacionadas a Fray Mamerto Esquiú?

- Yo quiero hacer la familia de Fray Mamerto que está camino a Las Pirquitas. El otro día pasé y vi el monumento en la ruta. Están los padres, el hermanito de él, las hermanas. Me llamó la atención también, eso me pasa, veo una cosa que creo que voy a poder armar y empiezo a imaginar todo.

- ¿Qué pide en sus oraciones?

- Que lo declaren Santo a Fray Mamerto. Cuando supe que el Papa que asumía era el nuestro, pensé inmediatamente en la posibilidad de que se canonice cuanto antes a Esquiú, porque le falta tan poquito. Yo soy muy devoto y siempre sentí que me ayudó muchísimo. Ahora falta un pasito para que sea Santo. Sería realmente una felicidad enorme, la estamos esperando.


Entrevista: Natalia Herrera

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