Cara a cara

“Evidentemente el partido no está funcionando bien”

Hoy: HORACIO F. PERNASETTI.
domingo, 13 de mayo de 2018 00:00
domingo, 13 de mayo de 2018 00:00


Respira política las 24 horas del día. Acumula en sus “casi 70” una vasta trayectoria de experiencias vividas en la función pública tanto en el orden provincial como nacional. Ahora, asumió el desafío de conducir al partido que lo identifica: la Unión Cívica Radical. Y advierte: “va a haber problemas”  si el proceso eleccionario no se ajusta a las reglas de juego en el marco de la democracia. Está casado con Marta Pastoriza. Tiene 4 hijos: Laureano Horacio (abogado), María Marta (médica clínica), María Laura (contadora) y Francisco (ingeniero industrial). Agrega sobre la familia con indisimulado beneplácito: “Por suerte tengo diez y cuál más lindo de todos”, al referirse a sus nietos.
  -Va a ser protagonista principal de una elección partidaria. ¿Qué lo hizo decidirse a ser candidato?
  -No va a ser la primera elección de la que participo. Terminé mis funciones como auditor en el año 2015, me jubilé y me dediqué a la actividad privada: hago asesoramientos de auditorías, estuve trabajando en las auditorías de Río Turbio en el Sur en el año 2017 contratado por Yacimientos Carboníferos de Río Turbio, la secretaría de Minería y la SIGEN (Sindicatura General de la Nación) y actualmente tengo un convenio de seis horas en capacitación y asesoramiento en materia de normas de auditorías. Soy nacido en una familia radical y siempre estuve vinculado al radicalismo. Nunca dejé de participar, en los últimos tiempos fui a una reunión en Andalgalá que me entusiasmó y como no pienso ser candidato a cargo electivo alguno, creo que es la oportunidad de dar lo mucho o poco que haya aprendido en tantos años de experiencia y que lo podía volcar en favor del partido. Varios referentes de las agrupaciones que habían presentado avales me visitaron y me plantearon la necesidad de que sea el candidato a presidente de la UCR en el marco de una lista de unidad. Acepté en base a que haya esa unidad. Después eso –la unidad- se fue desvirtuando un poco porque algunos sectores tienen otra visión entendiendo que el protagonismo lo tienen que tener los jefes territoriales, esto es los intendentes, por lo que plantearon la necesidad de ir a una interna.
  -¿Por qué le asigna importancia a que en su lista de candidatos no hay ningún legislador?
  -Estoy convencido de que la conducción del partido debe ser independiente –o al menos distinta- de los cuerpos legislativos. Porque son funciones absolutamente distinta. Los intendentes tienen que estar al servicio de los ciudadanos de su territorio y dedicarse a gestionar en favor de ellos. Además, como son parte necesaria del diálogo permanente con el gobierno provincial, obviamente no pueden ejercer todas las funciones que se requieren desde un partido político. Si un partido político funciona como debe funcionar, desde ahí se debe bajar la línea a los sectores legislativos -diputados, senadores y concejales- y también apoyar a los intendentes. El partido tiene que ser el nexo de transmisión de las inquietudes de los jefes comunales con los afiliados en particular y la ciudadanía en general, al igual que con el gobierno. Creo que los partidos políticos deben representar el mecanismo del diálogo, de concertación política. Por eso dije en algunas declaraciones que lo primero que haría, además de visitar a los partidos que integran Cambiemos, es ir a saludar a la Gobernadora de la provincia para decirle que estoy presidiendo el principal partido de oposición y que estamos para cumplir el rol que la sociedad nos ha dado: colaborar en lo que esté bien y señalar lo que consideremos que no está bien, pidiendo los cambios de rumbo necesarios. Insisto: tengo el más alto respeto por el intendente (Alejandro) Páez. Es más: recién (viernes al mediodía) estuvimos juntos participando de una reunión con integrantes de la mesa política nacional de Cambiemos en Catamarca; yo estaba sentado a su lado. Y esto forma parte de la democracia de los partidos políticos civilizados. Para mí es un honor pertenecer al radicalismo: no olvidemos que es un partido que tiene 45 mil afiliados en la provincia y que va a dirimir en una lucha interna quiénes van a ser sus autoridades; y después definiremos, a través de las PASO, quiénes serán los candidatos.
  -Ha convocado a los radicales a la “reconstrucción del partido”. Si hablamos de reconstrucción, ¿debemos entender que la UCR está destruida o en mal estado?
  -Efectivamente, creo que el partido no está bien y que hace un tiempo que no funciona de la mejor manera. Quizá porque venimos de hacer listas únicas en función de los resultados de internas pasadas: a los celestes les corresponde esto y a los renovadores nada y así nos vamos alternando. Y siempre se responde a liderazgos externos que no son propios del partido. Por eso dije también que uno de los problemas del radicalismo es que había muchas líneas internas y poco partido.
  -Algo así como vacío de contenido…
  -Claro. Es decir: se responde más a las directivas de determinados liderazgos, ya sea de Oscar Castillo, (Eduardo) Brizuela del Moral, Ricardo Guzmán y otros, que a las decisiones que se pueden tomar en conjunto, debate previo por supuesto. Por eso considero importante que en el partido no haya preeminencia de un sector sobre otro, sino más bien que haya diversidad en la conducción, desde la cual salga –previo intercambio de opiniones- una idea homogénea. Está claro que no todos tenemos que pensar igual, eso no sirve. Tiene que haber discusión, pero luego tiene que haber una política determinada y avanzar en ese sentido. Cuando hay un partido que no funciona, que tiene cerrados los comités, que es lo que está pasando ahora acá; donde no se discuten ideas, donde no se convoca a los intendentes para que informen qué están haciendo, donde no se aprovechan ni siquiera las relaciones que tenemos con el gobierno nacional, evidentemente el partido no está funcionando bien. ¡Cuando tenemos dos bloques legislativos! Y en uno de los bloques está, nada más y nada menos, que el presidente del partido. Eso indica a las claras que el partido no está bien. Por eso creo necesariamente hablar de la reconstrucción del partido.
  -También hizo referencia a un cambio de metodologías. ¿Qué incluye fundamentalmente ese cambio?

  -Básicamente: la discusión, el diálogo. Es decir: que no haya imposiciones desde afuera, de supuestos liderazgos eternos. Que en los comités se discuta ampliamente, que se abra a la participación de los afiliados, para que la UCR sea lo que tienen que ser los partidos políticos: una correa de transmisión entre las inquietudes del afiliado, que a su vez es parte del pueblo y los dirigentes. Tenemos que salir del comité donde hay gente que responde a estructuras rentadas. Ya lo dije en un escrito del año 2012: si seguimos con esa metodología de la dirigencia rentada, el comité pasa a ser de fulano o de mengano. Y no debe ser así. El comité tiene que ser de la Unión Cívica Radical.
  -Ha vivido tiempos de esplendor del radicalismo, como cuando Raúl Alfonsín llegó a la presidencia de la Nación, a este presente de crisis –tanto provincial como nacional- que muestra a la UCR colgada del saco del poder macrista. 
  -Efectivamente, es la realidad del país. Pero eso no nos pasa únicamente a los radicales: hay una crisis de representatividad en todos los partidos políticos, incluso a nivel mundial. Un ejemplo es el PSOE (Partido Socialista Obrero Español), que hoy no puede ganar ni una elección en Cataluña. Es indudable que hay una crisis entre la sociedad y los gobernantes. En el año 1983 ocurrió el fenómeno de Alfonsín y en el año 1985, cuando ganamos la primera elección parlamentaria, había algo así como más de 15 mil comités en todo el país. Y después que cayó Alfonsín, en el ´89, no sé si hoy funcionan mil comités en la Argentina. Digo: esto no nos pasó únicamente a nosotros; también le pasó al Partido Justicialista: fue Menem, después Kirchner, después Frente para la Victoria y así. Además, el radicalismo tuvo una decepción muy fuerte que fue la crisis  del año 2001. Yo fui diputado nacional cuando el radicalismo llegó a tener 85 diputados propios, y terminamos con 35. Es más: algunos hablan del fin de los partidos políticos; hay sectores, hoy por hoy, como el Movimiento de Indignados en Europa que juntan más gente que cualquier partido político. Es necesario, frente a la crisis de los partidos políticos, buscar ser creativos a los efectos de –usando las nuevas herramientas como son las redes sociales- aprovechar los avances de la tecnología en beneficio de los partidos y estar en permanente comunicación con los afiliados. Sin duda estamos en presencia de una forma nueva de hacer política.
  -Hay, fundamentalmente, una crisis de valores. Y en tal sentido la UCR extraña los valores de un hombre como bon Humberto Illia. ¿Es así?
  -Eso ha pasado, indudablemente. El problema de la crisis de los partidos políticos es que muchos están relacionados con la corrupción. Tengamos en cuenta algo: se pasa de una militancia afectiva, diría casi utópica como lo fue en su momento, a una militancia rentada. Recuerdo que a mediados de los ´80, cuando gobernaba Ramón Saadi, nosotros los radicales militábamos con lo que podíamos, buscando donaciones por todos lados, muchas veces para comprar nafta y poder viajar al interior. Cada uno ponía su esfuerzo al servicio del partido. Hoy, en cambio, para armar una reunión política, hay que anteponer el “cuánto hay”, y me estoy refiriendo al dinero. Como si todo estuviera ya tarifado. Hemos creado –queriendo o sin querer- una especie de burocracia partidaria tendiente a algo así como a una nueva forma de vida, que no tiene nada que ver con la militancia por amor al partido.
  -Tiempo atrás, una reconocida militante radical como es la señora Marta Montoya nos dijo que el radicalismo y el Frente Cívico y Social habían perdido la pasión por la militancia.
  -Exactamente. Hablamos de esa militancia voluntariosa, de las ganas de honrar al partido. Marta te convocaba a todos a poner para las empanadas; había una militancia solidaria. Reitero: hoy hablamos de una militancia rentada. Y esto es peligroso: solamente van a poder hacer política los que tienen recursos económicos. Y si no tienen dineros propios, entonces recurren a los recursos del Estado; y eso está mal, por supuesto. En lo personal, tengo que decir que fui tres veces diputado nacional, presidente de bloque, diez años auditor general de la Nación, concejal, secretario de Gobierno del municipio capitalino y jamás usé los recursos del Estado para armar una estructura personal. Por una cuestión elemental: nunca quise que “nadie sea mío” y tampoco que “yo sea de nadie”. Porque eso ocurría antes: te ponían un sello que “eras de fulano de tal o cual dirigente”.
  -¿Es cierto que hay una fuerte presión castillista para bajarlo de las elecciones o son chicanas propias de una contienda electoral?
  -¡Eso es puro folklore radical de toda la vida! Así fueron todas las elecciones internas del radicalismo. Como decía anteriormente, vengo de estar sentado a la par de (Alejandro) Páez y estoy convencido de que las cosas no pasarán a mayores. Lo importante es que podamos competir. Ahora: si la intención es presionar para evitar la contienda electoral y quedarse con una lista única, entonces vamos a entrar en problemas porque estaríamos en presencia de quienes no quieren la competencia democrática para caer en imposiciones que no van a servir para unir el partido. Que quede bien en claro.
  -¿Arnoldo Castillo y Yamil Fadel fueron los mejores referentes del radicalismo  de Catamarca en las últimas décadas?
  -Considero que sí; los conocí y trabajé con ellos. Hubo muchos radicales con los que tuve el honor de compartir luchas e ideales: Yamil Fadel, Arnoldo Castillo, el profesor José Félix Jalile, mi propio padre Horacio Agustín Pernasetti. Fueron un verdadero ejemplo. Con gestos y palabras te marcaban un camino. Espero que ese ejemplo me sirva para tener éxito en este desafío asumido.

“Cuando vino Cristina comenzó el descalabro”

La pregunta fue: El presidente Mauricio Macri dijo, el 1° de marzo ante la asamblea legislativa, que “lo peor ya pasó”. Todo parece indicar que no es así. ¿Esto de recurrir al Fondo Monetario Internacional es algo así como un manotazo de ahogado? La respuesta fue: “Creo que esto es parte de la realidad: la primera equivocación real del gobierno de (Mauricio) Macri fue no haber transmitido a la sociedad la exacta magnitud de la herencia recibida. Eso fue un gran error. Y esto lo puedo decir en base a cuando hacíamos las auditorías: de los 500 últimos informes, más de 400 están en la Justicia. Lo digo con conocimiento de causa: fui durante ocho años auditor de la Nación hasta fines del 2015, cuando asumió Macri. No se explicitó la proporción de la crisis recibida y de la mentira que había en todos los datos que existían en la administración kirchnerista. Es cierto que en los cuatro primeros años del kirchnerismo el crecimiento fue muy importante; después, cuando viene Cristina empieza el descalabro y comienza la época en que nos mienten todo. En el año 2006 Néstor Kirchner hace un anuncio: que nos declarábamos independientes del Fondo Monetario Internacional y el pago en efectivo de 20 mil millones de dólares, cuando tenía diez años para pagar con una tasa de interés del 2,5 o 3 %. En realidad: nunca nos fuimos del FMI; salimos sí del sistema crediticio, pero no de la institución. ¿Por qué se hizo así? Porque uno de los requerimientos del FMI es verificar el funcionamiento de las cuentas públicas; entonces: cuando empezaron a mentir con el Indec de los ´K´, cuando se comenzó a adjudicarle toda la obra pública a Lázaro Báez, lógicamente el FMI era un serio obstáculo para las ambiciones kirchneristas. Después de la frase ´lo peor ya pasó´, se comete otro error: el anuncio de la tasa sobre las expectativas inflacionarias, en diciembre del año pasado, e insistir después con el tema. Se recurre ahora al Fondo Monetario Internacional a través de crédito ´stand by´: que quiere decir para ser usado en el momento determinado y tiene sus condiciones. Una de esas condiciones es que vengan a auditar, como ocurre en todas las familias: si se saca un crédito en una institución bancaria para determinado fin, van a pedir los datos básicos como por ejemplo las expectativas del emprendimiento, la cantidad de empleados, la situación del mercado. Haber recurrido al FMI no es un manotazo de ahogado. Es haber tomado una prevención acertada. Este cimbronazo de las tarifas ha demostrado que lo peor no ha pasado y que los argentinos todavía tenemos un tiempo para adaptarnos a un cambio real. Creo en el presidente Macri porque nos está diciendo la verdad; no nos está mintiendo. Y plantea algo que es esencial: el cambio cultural en la Argentina. No nos tenemos que acostumbrar a mentirnos que todo nos va a salir gratis. Yo alquilo un departamento en Capital Federal y pago 81 pesos de gas, mientras que alguien de escasos recursos tiene que pagar una garrafa de 500 pesos si no tiene gas natural. ¡Había una mentira de los subsidios dedicados a la gente que más tiene! Todo ese desfasaje, esa fiesta, ahora hay que pagarlo entre todos. Y no se puede pagar de un día para el otro sin tener un costo demasiado fuerte. Escuché discursos del miércoles pasado en el Congreso de la Nación y realmente no podía creerlo: ¡había tipos que estaban hablando de privatizaciones y tarifazos y son los mismos que yo los vi votar en sentido contrario! Eran menemistas que votaron la privatización de YPF, de las centrales eléctricas y que votaron todos los subsidios en los presupuestos de todos estos últimos años, ¡y eran los mismos que ahora criticaban todo eso! Como si ellos no hubieran tenido nada que ver. Hay que decir la verdad. No podemos seguir mintiéndonos entre nosotros”.

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