Y un día le tocó, le llegó esa oportunidad que siempre anheló y aguardó. Marcela Tauro se dio el gusto de conducir Intrusos, el ciclo del que participa hace más de dos décadas, a partir de un viaje de Flor de la V a Uruguay. En ese episodio, su jefe en La 100, Guido Kaczka, la deschavó.

La partida de Florencia al país vecino para grabar un episodio de Go Talent provocó un espacio, una necesidad de reemplazarla en la guía del programa de espectáculos de América. Así, la producción seleccionó a Marcela, que lució emocionada.

Aprovechando esta chance, Tauro coordinó con Kaczka, a quien conoce hace añares y con quien comparte horas de radio, para armar un móvil taquillero, con una figura de calibre impresionante. No obstante, algo sucedió, una serie de imponderables.

La histórica panelista reveló que estuvo a punto de caerse la nota, que una gama de obligaciones puso en jaque el contacto. Por eso contó: “Como este hombre está angelado, tiene tanto trabajo, tanta cosa, más una familia con cuatro hijos, más hace terapia cuatro veces por semana, me dice: ‘Marce no voy a poder darte el móvil’”.

Así como admitió que sintió una angustia: “Hoy estábamos al aire y se me empiezan a caer las lágrimas. Lo puse en una situación, pobre Guido, que me lo tuvo que dar”.

Lejos de obviar el tema, Kaczka se lanzó a aportar pormenores de esa situación peculiar y la mandó al frente a Marcela.  “Es así como lo contó ella. Una y media arrancaban ustedes con una apertura y yo tenía una grabación. Y le digo: ‘Marce, no’”.

Hasta que le añadió humor al describir la escena íntima: “ Pero es automático: llora como Agustina Cherri en un segundo. No tiene un in crescendo, se larga a llorar. Yo salgo al aire: ‘Vamos, viernes, arriba la radio’. Y la miraba a ella y estaba llorando. Festejaba también: ‘La bomba, la bomba’ . ¡Pero llorando!. Entonces nos organizamos y acá estamos”.