La economía en el 2010 y perspectivas para el 2011

lunes, 27 de diciembre de 2010 00:00
lunes, 27 de diciembre de 2010 00:00

Durante el año 2010 la economía argentina estuvo situada en un contexto internacional que le fue muy favorable por distintos aspectos. El “viento de cola” estuvo signado por variables tales como una tasa de interés internacional baja, muy buenos precios de los comoditties, y un dólar devaluado frente a otras monedas. También este contexto estuvo dado por un crecimiento muy fuerte de Brasil que ha sido uno de los principales compradores de las exportaciones argentinas no agrícolas, y por el caso de la tracción que ha significado China debido a su demanda.
El crecimiento del PBI de Argentina ha sido muy importante en el presente año, con una tasa de crecimiento del 12% en el primer semestre, finalizando el año con un crecimiento del 8,5 / 9%. Sectores como la construcción, autopartes e industria automotriz, acero, productos primarios, electrodomésticos, han sido de los principales rubros y sectores que han determinado este empuje. Para 2011 se espera un crecimiento menor que vendrá por un arrastre de unos 2 puntos del 2010, llegando a un crecimiento a lo largo del próximo año en torno al 5 ó 6%.
Sin embargo no todas son buenas en este panorama. Existen variables que vienen contrarrestando esta senda de crecimiento económico del país. Sin dudas que el cuelllo de botellas que tiene nuestra economía en la actualidad, es el alto grado de inflación existente. Por más que el ministro de economía de la nación y la presidenta del Banco Central no le presten importancia al problema, la inflación existe e impacta en los distintos sectores, principalmente en la industria y en los sectores medios y bajos de la sociedad.
La Argentina es uno de los 19 países en el mundo que este año registrarán una inflación de dos dígitos, llegando a una inflación estimada en el orden del 25% y con perspectivas para el año próximo de que la misma se eleve a un 27 / 29%.
Este año estarán entrando a nuestro país casi u$s 40.000 millones en concepto de exportaciones de productos primarios y manufacturas de origen agropecuario, poco más de la mitad de las ventas externas argentinas. Esta masiva entrada de dólares hace que el Banco Central emita pesos para comprarlos y de esta manera evitar que el peso ($) se aprecie.
Pero lo que está sucediendo es que gran parte de esa emisión monetaria va hacia un mayor circulante de dinero, ampliando de esta manera la base monetaria. Sin contar el mes de diciembre, el BCRA ya lleva comprados en el presente año u$s 10.500 millones, los cuales van a incrementar las reservas del BCRA, que luego parte de ellas se destinan a financiar el déficit del Estado (el 75% del déficit del gobierno nacional de este año fue financiado por reservas del BCRA).
El balance comercial sigue siendo superavitario. Este año se obtendrá un superávit externo de u$s 13.000 millones, aunque se espera que para el 2011 éste sea menor, de unos u$s 9.000 millones. Resulta una materia pendiente para el gobierno y para quienes diseñan las políticas públicas el hecho de elaborar una planificación para aumentar el valor agregado de nuestras exportaciones y de esta manera reducir el déficit de las ventas al exterior en materia industrial, ya que en este concepto nuestro país importa más de lo que exporta. Esto hace que otros países generen empleo sobre materia prima que se produce en nuestro país y nosotros perdamos esas fuentes de empleo.
Sobre el tipo de cambio, los especialistas en el tema consideran que no habrá sustanciales cambios a lo largo del año próximo. La tendencia, según ellos, será de un dólar que llegará hacia fines de 2011 a unos $ 4,20 / $ 4,30.
Esta política económica nacional se basa en un extremado impulso al consumo y no al ahorro y a la inversión. Para bajar la inflación no sólo hace falta una graduación de la política monetaria y fiscal expansivas que se viene sosteniendo, sino además un sinceramiento de la economía en base a acuerdos programáticos entre los distintos sectores y un fuerte impulso a la inversión en bienes transables (fábricas, bienes de capital, etc).
Con este nivel de inflación, en donde por más que existan muy buenos precios internacionales, los costos internos suben y el tipo de cambio está anclado, los empresarios y exportadores ya sienten preocupación sobre este tema. Además, el año próximo será un año de discusiones salariales, impactando aún más esta variable en la situacion de las empresas.
Falta un programa monetario del BCRA (que fue modificado hace 2 meses) y falta de un presupuesto nacional (que debido a la subestimación de recursos fue rechazado por la oposición). Y es precisamente en estos dos puntos sobre los cuales creo debe trabajar el gobierno,sincerando las cosas; es decir, sobre metas monetarias (reservas, tipo de cambio, emisión monetaria), y sobre metas fiscales (ingresos y gastos). El dilema se presenta en que el 2011 es un año electoral, con todo lo que esto significa en la discusión de la intromisión de la “política” en la “economía”.

Cristian Werner
Docente y economista
Entre Ríos

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