Correo de lectores

Recuperemos lo nuestro

Todavía seguimos sufriendo los saqueos y la violencia de los paises europeos.
miércoles, 11 de agosto de 2010 00:00
miércoles, 11 de agosto de 2010 00:00

Sr. Director

“¿Fin de la historia? Para nosotros, no es ninguna novedad. Hace ya cinco siglos, Europa decretó que eran delitos la memoria y la dignidad en América. Los nuevos dueños de estas tierras prohibieron recordar la historia, y prohibieron hacerla”
Eduardo Galeano

Han pasado mas de quinientos años desde que esta tierra fuera conquistadas por los países europeos, y por más que parezca mentira la historia se sigue repitiendo…
Hoy en día varios países de América Latina sufren tremendos saqueos por los países poderosos y con violencia nos siguen pisando y golpeando bajo, con represiones, con perseguimiento y prohibición de discursos cuando nos oponemos a este sistema, y tras de estas consecuencias viene la destrucción de sociedades, pero más de los pueblos chicos como Andalgalá, Belén, Santa María, Saujil, etc. La destrucción del medio ambiente haciendo morir en toda América veintidós hectáreas de bosques por minuto, en su mayoría es producida por empresas, emprendimientos mineros, entre otras industrias que usan compuestos químicos contaminantes,y gran parte de estas empresas proviene de Estados Unidos, Canadá y Europa. También traen la destrucción de la cultura en general, (dentro de ésta forma parte la educación, y las comunicaciones de los mas medias que desinforman), haciéndonos cómplices de la injusticia de un mundo donde el agua, el aire, la comida saludable, no son derechos de todos sino privilegio de los que tienen dinero.Nuestra identidad está siendo modificada por el sistema capitalista, haciéndonos perder todo lo que nos pertenece solamente para que ellos ganen dinero. Eduardo Galeano nos cuenta que “el mundo de nuestros tiempos -mundo convertido en mercado, tiempo del hombre reducido a lo mercantil- hace celebrar los quinientos años de su edad. El 12 de octubre de 1942 había nacido esta realidad que hoy vivimos a escala universal. Un orden natural enemigo de la naturaleza y una sociedad humana que llama “humanidad” a la quinta parte de la “humanidad”. Este tipo de mercado que juega con nuestra identidad prefiere que nos hundamos en la pobreza, y nos olvidemos de los recursos naturales que están en la zona, y se oponen con las nuevas tecnologías borrando de la memoria colectiva de las nuevas generaciones la tradición, y lamentablemente nuestras autoridades nacionales y provinciales se olvidan de los ciudadanos y de los proyectos que no son contaminantes, como la agricultura , la ganadería entre otros, porque prefieren a empresas extranjeras y sus producciones que a la producción regional, y como si fuera poco “la industria del miedo” que ofrecen los negocios extranjeros: tráfico de drogas, contaminación, perturban un modo de vida y el hábitat donde vivimos. Y hay que tener en cuenta también que todo lo que ellos tocan lo destruyen, para volverlo dinero para ellos y contaminación para nosotros. La destrucción de la cultura por parte de los foráneos nos está haciendo olvidar de los productos artesanales como los ponchos, los dulces; las bebidas como la chicha, el vino, la aloja, y los alimentos que se producían a partir de los recursos naturales. También nos hacen olvidar de las historias fantásticas que formaban parte del canon de la tradición oral, pero lamentablemente hablar de esto en nuestros días es algo que a pocos y a unos cuantos les puede interesar.
No podemos dejar que las potencias mundiales sigan arrebatando nuestras riquezas naturales y culturales, si no quedaremos sometidos a las fuerzas del imperialismo, y alimentaremos el motor de sus necesidades, y pasaremos a formar parte de un “estuche vacío”.
Pero la esperanza de mantener nuestra cultura en pie no se ha perdido por completo, porque todavía hay gente que piensa lo mismo y que está en la lucha para que no se pierda todo el preciado tesoro que hemos heredado de nuestros antepasados.
Por eso es importante saber aprovechar y cuidar los recursos naturales que la madre tierra nos da, creando nuestras propias fuentes de trabajo para que las ganancias queden en la región, mejorando la economía local y para que no se la lleven los foráneos de los países del primer mundo.
A.D.

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