Correo de lectores

Visión sobre la minería

Un lector nos brinda su opinión sobre la actividad minera en la provincia.
jueves, 26 de agosto de 2010 00:00
jueves, 26 de agosto de 2010 00:00

Sr. Director

Podríamos decir que la situación en la que se halla la actividad minera en nuestra provincia ha llegado a un “punto de inflexión”, es decir, un momento crítico, en el que las acciones inmediatas a seguir, pueden marcar definitivamente el futuro de esta actividad en la provincia, en la región del NOA, y en el país, en general.
De las decisiones políticas a tomar y de las posibles estrategias a adoptar puede resultar el despegue económico definitivo de la provincia, o en caso contrario, que se produzca un estancamiento que termine por hacer desaparecer progresivamente la actividad hasta anularla por completo.
Actualmente, el incipiente y prometedor desarrollo minero de la provincia, cuyo exponente más significativo fue la ejecución del proyecto “Bajo de la Alumbrera”, ha experimentado un impasse, ya que lejos de sumarse nuevos proyectos al mega emprendimiento ya mencionado, se detuvo transitoriamente este crecimiento, hecho éste tan evidente que se ha visto reflejado en las declaraciones vertidas recientemente por el Secretario de Minería de la Nación, Jorge Mayoral; quién informó que “hace unos cuantos años que no se verifica la puesta en marcha de un nuevo proyecto de envergadura en la provincia de Catamarca”.
Es decir, a pesar de las actividades de fomento y promoción llevadas a cabo por la Secretaría de Minería de la provincia, dando a conocer las áreas mineras de interés a posibles inversores internacionales, no se perfila por el momento, un reforzamiento y profundización del auge de la minería en nuestras latitudes, sobre todo, si tenemos en cuenta la suspensión transitoria de la puesta en marcha del proyecto minero de “Agua Rica”, situado en el departamento Andalgalá.
¿Cuáles son las causas de este retroceso en el desarrollo de la minería de nuestra provincia? Considero que un factor importante que determinó la falta de inversiones en nuestra provincia es el divorcio político nación-provincia, es decir, la falta de respaldo político y económico por parte de la presidencia de la nación hasta el gobierno de la provincia; pero mucho más importante que este hecho, es la influencia del movimiento ambientalista antiminero, quien tratando de instalar en la sociedad la falsa antinomia minería – medio ambiente, ha creado en la población, sobre todo en los departamentos del interior, un fuerte rechazo hacia esta actividad, muchas veces injustificado y muy mal fundamentado.
Esta acentuada repulsión, ha ido desgastando la relación con el sector empresarial hasta desalentar la voluntad de inversión en proyectos que se perfilaban como promisorios, con consecuencias nefastas par el crecimiento del sector.
¿Qué factores influyeron en la generación del sentimiento antiminero en la sociedad catamarqueña?
Según mi modesto criterio, se pueden citar los siguientes:
- La falta de información de la población.
- La ausencia, en su momento, de un pronunciamiento público del gobierno provincial a favor de la minería, y el consiguiente respaldo económico y político (recién ahora, el respaldo se hizo más evidente).
- El mal manejo de los dividendos arrojados por la minería, reflejado en la irregular inversión y distribución de las regalías secundarias.
- La presión ideológica y la agitación social provocada por la movida ambientalista antiminera.
- La falta de convenios formalizados entre las autoridades provinciales y las empresas mineras, que obliguen a éstas a incorporar mano de obra local, como condición previa al otorgamiento de las concesiones mineras.
- La quietud del sector empresarial catamarqueño, que no supo formar cooperativas para cubrir las necesidades secundarias de las empresas establecidas en los yacimientos mineros, como por ejemplo: la alimentación del personal que allí trabaja (servicio de catering), la provisión de ropa e indumentaria de trabajo (camisas, pantalones, botas, etc.), el suministro de combustible (leña, carbón, etc.).

De todos los factores que he mencionado, la falta de información de la población, es quizás, el de mayor influencia, ya que actúa como caldo de cultivo para la proliferación de oportunistas, que persiguiendo mezquinos intereses económicos y políticos, no vacilan en sobredimensionar los efectos negativos de esta noble actividad, para aprovecharlos en beneficio propio.
¿Cómo explicarle al catamarqueño que hablar bien de la minería no equivale a ser asesino?
Luego de haberse efectuado numerosos estudios sobre las perspectivas económicas de nuestra provincia, casi todos ellos han llegado a la conclusión de que en un territorio como el catamarqueño, con una superficie cubierta en un 70% por montañas, sus posibilidades de desarrollo quedan acotadas al aprovechamiento de los recursos que brindan estas formaciones montañosas, o sea la riqueza de sus yacimientos minerales, ya que competir en otros rubros como la agricultura, en donde la pampa húmeda nos lleva una ventaja prácticamente imposible de equiparar, sería muy difícil, salvo en el caso del aprovechamiento de cultivos no convencionales como la soja, la jojoba, etc.
¿Y entonces por qué no aprovechar la minería?
El ya trillado concepto de la contaminación ambiental causada por la minería, pierde sustento cuando comparamos las posturas de las naciones más desarrolladas del mundo con la nuestra, y comprobamos que países tales como EE.UU., Canadá, Sudáfrica, Australia, Francia, Inglaterra, Alemania, etc. han usufructuado de esta actividad durante varias décadas, sin haber causado el exterminio masivo de la población, por los elementos tóxicos producto de esta actividad, ni siquiera se han registrado cifras importantes de daños causados en personas o en indicadores de la pureza del medio ambiente; como para que se justifique esta fobia hacia la madre de las industrias primarias.
¿Que la minería produce contaminación? Se puede probar que toda actividad industrial produce un impacto en el medio ambiente. Por ejemplo, la explotación agrícola (uso de abono, pesticidas, fertilizantes, etc.) produce un impacto ambiental, también los residuos patogénicos de un hospital impactan el medio ambiente, los residuos cloacales, los basurales, etc. Pero este impacto pasa a ser contaminación cuando los elementos tóxicos, ya sean sólidos, líquidos o gaseosos, se hallan en concentraciones tan grandes que resultan peligrosos para la seguridad y salud de las personas.
Mientras no se llegue a estos niveles peligrosos, la actividad minera es perfectamente sustentable, y la única manera de garantizar esta inocuidad, es extremar los controles y exigir el estricto cumplimiento de las leyes ambientales, las cuales ya de por sí son extremadamente exigentes en este aspecto.
Por lo tanto, la clave del sostenimiento de la actividad minera está en la ejecución de una minería responsable, en donde el Estado asuma en forma efectiva su rol de entidad de contralor de las empresas de este rubro.
En tren de desprestigiar a la actividad minera, se han firmado públicamente verdaderas falacias, tales como que Minera La Alumbrera envenena con cianuro el medio ambiente, hecho que es imposible que suceda, ya que en ninguna parte del proceso de concentración que usa esta empresa, que es el proceso de flotación, se aplica el reactivo químico usado comúnmente en minería (por lo cual se extreman las medidas necesarias para mitigar sus efectos), no es precisamente en esta mina donde se utiliza este reactivo.
Se ha llegado a afirmar incluso, que una joven de una localidad próxima a un yacimiento, habría fallecido a causa de una enfermedad provocada por sustancias químicas derivadas de la actividad minera, versión ésta, que afortunadamente fue totalmente desmentida por los propios padres de la joven fallecida, y por el centro sanitario que la asistió.
¿Acaso la población debe hacerse eco de este tipo de denuncias infundadas?
No espero que el pueblo vea con buenos ojos todo lo atinente a la minería, pero por lo menos debe detenerse a analizar los comentarios que le llegan relacionados con esta actividad; al menos eso indicaría que somos una población madura, que se informa antes de opinar sobre alguna cuestión en particular.
Otro blanco de las críticas ha sido la explotación a cielo abierto o también llamada “open pit” por el movimiento de grandes volúmenes de roca y polvo que se generan; sin embargo, este tipo especial de explotación, es mucho menos contaminante que la minería subterránea, ya que los gases tóxicos que se liberan (anhídrido carbónico, vapores nitrosos, dióxido de azufre, etc.) se diluyen en un volumen tan grande de aire que resultan insignificantes como agentes generadores de enfermedades en la población, lo cual no sucede en la minería subterránea, en donde hay que ventilar para extraer el aire viciado del interior de las labores; mientras que el polvo en suspensión se asienta mediante un rociado periódico con agua.
También se exageró el efecto perjudicial que tendrá el bombeo permanente del agua proveniente del acuífero situado en el Campo del Arenal, pronosticando el agotamiento en pocos años de esta reserva hidrológica que se retroalimenta con las precipitaciones pluviales, y además, los proyectos mineros usan el agua en circuitos cerrados, es decir, luego de eliminar las sustancias tóxicas se vuelve a ingresar el agua limpia en el proceso, extrayendo por bombeo sólo la cantidad necesaria para compensar las pérdidas en el circuito. En algunas naciones del mundo hay varias empresas de mayor envergadura que las nuestras, que operan simultáneamente sin producir ninguna alteración en las reservas acuíferas existentes.
No por ello hay que dejar de reconocer que el hueco que quedará al finalizar la explotación, así como también la acumulación de desechos y residuos industriales, deben ser objeto de un estudio profundo que tienda a incluir en la legislación, la obligatoriedad del manejo responsable de estos pasivos ambientales, imponiendo el deber a las empresas mineras de tapar esas excavaciones y reforestar el sitio, tal como se hallaba originalmente, o aprovechar estos residuos para reciclarlos disminuyendo así su efecto perjudicial.
Finalmente, celebro que el Secretario de Minería, esté impulsando un acercamiento entre el Estado y las fuerzas vivas de la ciudad de Andalgalá, y otras poblaciones vecinas con marcada resistencia hacia la minería, puesto que sólo mediante el diálogo y el debate abierto, se puede llegar a las conclusiones y acuerdos que beneficien a todas las partes involucradas.
La minería es una actividad generadora de polos de desarrollo económico, y si se respetan las leyes establecidas para regular el funcionamiento de esta industria, ejerciendo una minería responsable y sustentable, solo podrá traernos grandes satisfacciones.

Oscar Eduardo Moreno
Ingeniero en Minas
DNI 14.058.446

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