Correo de lectores

El otro lado de Alberdi

Un interesante recorrido por el pensamiento menos conocido del tucumano, que lo emparenta con personalidades como Mitre y Sarmiento.
lunes, 13 de septiembre de 2010 00:00
lunes, 13 de septiembre de 2010 00:00

Habiéndose hablado largamente de Alberdi y su “Bases…”, esperé en vano que entre tanta y tan ilimitada loa, apareciese su visión completa. El mismo “prócer” muestra otro costado de su pensamiento cuando en su máxima obra dice: “Es utopía el pensar que nuestra raza hispanoamericana, tal como salió de su tenebroso pasado colonial, pueda realizar la república representativa. Con tres millones de indígenas, cristianos y católicos no la realizaréis ciertamente”. San Martín hablaba de “mis hermanos indios” y Belgrano hacía rezar el rosario a sus soldados para que supiesen “por qué mueren”. Sigue Alberdi: “No son las leyes las que necesitamos cambiar, son los hombres. Necesitamos cambiar nuestras gentes incapaces de libertad por otras gentes hábiles, para ella…” “Si ha de sernos más posible hacer la población para el sistema proclamado que el sistema para la población, es necesario fomentar en nuestro suelo la población anglosajona…” “La libertad es una máquina que, como el vapor, requiere maquinistas ingleses de origen. Sin la cooperación de esa raza es imposible la libertad en parte alguna de la tierra.” “Haced pasar a un gaucho por todo el sistema de educación: en cien años no haréis de él un obrero inglés que trabaja, consume, vive digna y confortablemente”. Así, su célebre “Gobernar es poblar” exigía eliminar del suelo patrio a los criollos y “poblarlo” preferentemente con anglosajones. Pero sigamos: “Firmad tratados con el extranjero que garanticen que sus derechos serán respetados. Serán la parte más bella de la Constitución”. “Entregad todo a los capitales extranjeros. Colmadlos de ventajas y privilegios, de todo favor imaginable sin deteneros en los medios. Rodead de inmunidades y de privilegios al tesoro extranjero para que se naturalice entre nosotros… que cada afluente navegable reciba los reflejos civilizadores de la bandera de Albión”. Y no olvida de fomentar la inferioridad nacional: “Ante la inobservancia de los tratados, no corráis a la espada… No va bien tanta susceptibilidad a pueblos nuevos que para prosperar necesitan del mundo”. “La gloria es la plaga de nuestra pobre América del Sur.” (“Bases”, cap. XIV, XV, XXX y XXXII).
“Juremos con gloria morir”, exhorta nuestro Himno. La claridad de Alberdi y la más elemental conciencia patriótica nos exime de todo comentario. Acaso la lejanía, la vejez y la soledad lo hayan obligado a reflexionar y emitir una dura y justa condena a la vergüenza fraticida de la Guerra del Paraguay, auspiciada por los oscuros intereses de la rubia Albión y el sacrosanto librecambio.


Arturo Mario Arroyo
arturoarro@hotmail.com

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