Piedras en el camino

jueves, 31 de enero de 2013 00:00
jueves, 31 de enero de 2013 00:00

Todos estos días he leído en los matutinos locales diferentes pedidos de informes al Gobierno de la Provincia por parte de distintos legisladores, llámese senadores, diputados, etc, de la oposición, llámese Frente Cívico y Social, llámese Unión Cívica Radical. De repente despertó la oposición aletargada por dos décadas en las que no leí, ni escuché, ni se mencionó el repentino y bendito término “pedido de informe”. El senador Boggio, la diputada Silvina Acevedo, entre otros, le endilgaron sospechas a nuestro gobierno y con altisonante hipocresía enviaron solicitudes de informes de inquietudes que a estos legisladores les “quitaban el sueño” en su “inquebrantable lucha por el crecimiento de mi amada Catamarca”.
Probablemente recordarán la historia escrita por el danés Hans Andersen. Contaba que un emperador amaba los trajes por sobre todas las cosas; su vanidad y su orgullo lo cegaron ante dos impostores que le aseguraron que le harían un traje cuyo material de una rara belleza y calidad sólo podría ser visto por aquellos que eran inteligentes y dignos de su cargo en su reino. Los “sastres” recibieron mucho dinero, seda e hilos de oro y “se pusieron a trabajar, pero nadie veía nada en el telar.” “Porque no había nada que ver”-cuenta Andersen, pero nadie se atrevía a decirlo, tampoco el mismo emperador, quien prefirió hacer el ridículo de mostrarse sin vestidos en una comitiva oficial antes de reconocer que no era ni inteligente ni digno de su cargo. Finalmente entre vítores hipócritas de los habitantes del reino, un niño dijo a su padre “¡El emperador no lleva nada puesto!!” Aunque su padre, ruborizado, lo llamó al orden, quienes lo escucharon empezaron a decir entre ellos: “¡Un niño dice que el emperador no lleva nada puesto!” Y en cuestión de minutos, todos cobraron valor y repitieron sus palabras. Hasta el emperador se dio cuenta de que había sido engañado, pero siguió desfilando, engalanado en su patética vanidad. Más allá de las metáforas de pompa y circunstancias, de hipocresía social y de vanidad intelectual, hay una realidad que no escapa a los catamarqueños: y es la guerra entre la verdad y la mentira, o sea, una lucha que se plantea cuando escuchamos a los “sastres” mentirosos y al niño.
Estos “sastres” hoy piden informes cuando se pasaron veinte años mintiendo al “emperador”, vistiéndolo con un traje que sólo veían ellos, los inteligentes y los dignos de los cargos que ostentában mas, ese emperador desnudo de toda idea altruista y cegado por los dichos de su entorno, sólo estaba para darles trabajo y hacerlos figurar en las sucesivas listas que presentaba en cada elección. Pero un día apareció alguien que convenció a nuestra ciudadanía de que ese “emperador” estaba desnudo y la gente le creyó. Pero el “emperador”, llámese Brizuela del Moral, seguía con su discurso, engalanado en su patética vanidad, diciendo “hay Frente Cívico para veinte años más”. Es más, en su escribiente oficial (diario La Unión) hizo imprimir su funesto discurso “tenemos para 20, 40, 60 años más” (jueves 25 de marzo de 2010).
Jamás leí que esos “sastres” obsecuentes al poder solicitaran a su emperador un informe detallado sobre las enormes y vergonzosas irregularidades que día a día cometían. Se deleitaban en la tranquilidad del poder y en la seguridad de una perpetuidad que sólo ellos no veían que ya tambaleaba. Al contrario, protegían a toda acción y actores altamente sospechados de corrupción, impunidad total. Hasta que la historia cambió y seguirá cambiando a pesar de las piedras que pongan en el camino, piedras que simulan la inoperancia, los intentos cobardes de impedir que Catamarca marche a su crecimiento y consiga vivir dignamente. Piedra que ellos llaman pedidos de informes.

Juan Carlos Arroyo
“El Militante de la Bicicleta”
 

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