Correo & opinión

Gracias a “Alo” Barros

viernes, 15 de marzo de 2013 00:00
viernes, 15 de marzo de 2013 00:00

Días pasados, mis compañeros municipales realizaron una marcha pidiendo el alejamiento del conductor del gremio municipal, esto es el SOEM, del Sr. Justo Barros; pedido que se me antoja absolutamente incomprensible toda vez que parte de los empleados que protestaron, entiendo yo no son parte del plantel de afiliados a dicho sindicato.
En primer lugar es necesario que yo aclare que no soy afiliado al SOEM, no me une con el señor Barros ninguna relación salvo la de pertenecer laboralmente a la Municipalidad de la Capital; aclaro también que hace muchos años me desafilié cuando el SOEM estaba en una situación crítica y no podía brindar a sus afiliados ningún servicio, especialmente el de entregar vales de mercadería que solía utilizar para comercializarlos en la ya desaparecida Perfumería Sin Nombre. Al cortar mi relación con el sindicato municipal envié una nota al señor Barros para agradecerle por los servicios que ese organismo me había brindado, ya que gracias al sindicato había podido adquirir varios elementos indispensables para mi hogar, pero que me desafiliaba porque era imprescindible para mí utilizar el servicio descripto precedentemente ya que tenía que alimentar una familia numerosa y mi sueldo era sumamente escaso, aparte de todo eso, en esos tiempos estaba construyendo mi vivienda en la cual el SOEM también me ayudó enormemente.
Era consciente que lo que yo estaba haciendo era una especie de “traición” a ese sindicato al cual le debía mucho, pero por razones estrictamente económicas me alejaba y cortaba mi relación con el SOEM. Aún así, me apersoné por las instalaciones y al hablar personalmente con el señor Barros, le expliqué los motivos y él me entendió perfectamente y con enorme sensibilidad me dijo que siempre el sindicato iba a estar a disposición de los empleados aunque éstos no estuvieran afiliados. Situación que luego se confirmó cuando por razones legales y luego de desafiliarme hice uso de un asesoramiento legal por parte de los letrados del sindicato.
Luego, con el correr del tiempo he pasado a conformar, junto con otros empleados municipales, una agrupación vecinal en el B° Eva Perón y ante algunas inquietudes nuestras invitamos al Sr. Barros a una reunión que realizamos y que fue altamente informativa, de la cual salimos conformes con la explicación dada por el dirigente del SOEM, lo cual confirmó nuestra confianza en su conducción y desde esa agrupación decidimos apoyarlo en forma incondicional.Desde el plano personal puedo afirmar que jamás le pediría a una persona que ocupa un lugar gremial su renuncia si no soy afiliado y aún si lo fuera, yo esperaría hacer uso de las armas que nos regala la democracia en cada acto eleccionario y con mi voto intentaría modificar conductas erróneas si las hubiera, cosa que hasta ahora, aun en mi condición de no afiliado, he notado que existan... Es más, en las épocas de bonanzas, el SOEM ayudó a cuanto afiliado lo necesitara, aun desbordando los límites de márgenes permitidos por las disposiciones vigentes. Siempre, he notado yo, que desde el sindicato se ha tratado de ayudar, de solucionar, de socorrer al afiliado y a su familia además de estar siempre a la cabeza de cuanto reclamo hubiera que hacer ante las autoridades de una gestión que, por más de dos décadas ha intentado sin éxito, gracias a Dios, hacer desaparecer un sindicato abierto a cualquier inquietud de sus afiliados desde siempre... Por eso sé que el Sr. Barros ha dedicado su tiempo, su esfuerzo, incluso sus sentimientos, a trabajar por los que él dice representar, aun en las épocas más críticas y en contra de una conducción municipal totalmente contraria y enemiga del SOEM, y más aún, él trabajó en momentos de profundo dolor familiar frente a la pérdida de un ser querido.
El Sr. Barros entró a conducir al sindicato un año después de que yo entrara a trabajar en el Concejo Deliberante de la Capital y desde entonces a la fecha, con toda seguridad se habrán producido equivocaciones, puesto que esto sucede en toda organización humana, pero si el SOEM aún existe es gracias a este hombre y a los hombres que estuvieron y a los que aún están a su lado, quienes no sólo lucharon para salir adelante y aún lo hacen, sino para defender un prestigio municipal excelentemente ganado a través de la historia grande que conforma la historia de los empleados municipales y su lucha permanente por no ser aplastado por las gestiones de gobiernos contrarios a los ideales gremiales, cuyo basamento tienen en el peronismo su génesis y su fuerza.
Reciban mis respetos aquellos empleados que disienten con el Sr. Barros, y también mis respetos por el conductor del SOEM.

Juan Carlos Arroyo
El Militante de la Bicicleta

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