Señora Presidenta Cristina Fernández de Kirchner

Todo, en nosotros los argentinos, rebasa de contenteza, por la feliz elección cardenalicia de un connacional y de un latinoamericano para la conducción de la “Nave de Pedro”, que comprende la Iglesia de Jesucristo Nuestro Dios y Señor, con sede en el Vaticano, la ciudad de Roma, en la República de Italia, Europa.
Una distinción humana y sacramental recaída en la distinguida persona del cardenal argentino don Jorge Bergoglio, que nos llena de sano orgullo, potenciando a la par lo mejor del espíritu nacional y latinoamericano, y lo mejor de nuestra fe cristológica, como aquella que dio pie y sustento al XXXII Congreso Eucarístico Internacional celebrado en Buenos Aires en octubre de 1934, de lo que se cumplirán 80 años el próximo año de 2014.
Señora Presidenta: Nuestra querida Patria, de Belgrano y San Martín y tantos otros preclaros ciudadanos y patriotas, ha sido convocada por el Espíritu Santo, junto al Padre y al Hijo, a vivir las enseñanzas que nos vienen ahora a raudales de la divinidad de los cielos, y por supuesto, a colaborar con el Sumo Pontífice, el Papa Francisco.
Creo que esto demanda e impone una convocatoria abierta a la ciudadanía y a la dirigencia intelectual y política de la República Argentina, para que se fijen metas y objetivos a lograr en el corto y largo plazo. El país está llamado a colaborar con la cátedra de Pedro. Entonces ¡manos a la obra!
El signo monetario nacional, billetes y monedas, como las estampillas de correo, estimo que pueden vehiculizar la vera efigie del Papa Francisco. Al menos puede ser tema de estudio.
Junto a estas humildes letras, vayan hacia usted, señora presidenta, la idea floral y el perfume de una rosa, en carácter de saludo y homenaje por haber acompañado al Papa Francisco en la solemne ceremonia de asumir sus atributos de jefe de la Iglesia Católica, Apostólica y Romana.

Cordialmente la saluda y acompaña

Luis Alberto Cárdenas