La Virgen, tema inspirativo de la poesía
En 1941, al cumplirse las Bodas de Oro de la coronación de la Virgen del Valle, patrona de Catamarca y secular devoción desde el tiempo colonial, se organizó un concurso nacional que hiciera de Ella el tema inspirativo. El poeta y dramaturgo catamarqueño Juan Oscar Ponferrada obtuvo el primer premio con un libro memorable, “Loor de Nuestra Señora”, que revela un notable registro de fervor religioso. Otro rasgo de originalidad fue que el autor compuso el poemario en el método de la “cuaderna vía” adoptado por el poeta medieval Gonzalo de Berceo. El libro de Ponferrada es a la poesía lo que representa el P. Antonio Larrouy con su “Historia de la Devoción de la Virgen del Valle”, que respondió al requerimiento inteligente de Mons. Bernabé Piedrabuena, primer obispo de nuestra Diócesis.
Ahora nos llega, por mano de Rosalía Ponferrada, hija de nuestro talentoso poeta y dramaturgo, un nuevo canto a la Virgen, que tiene por autor al escritor Osvaldo Guglielmino, entrañable amigo de nuestro Ponferrada. Esta página demuestra que la fe religiosa no tiene fronteras geográficas y que en el caso de la Virgen del Valle, inspira una devoción de alcance nacional. Creo necesario transcribir su texto cuando acabamos de honrar a la Patrona con las fiestas conmemorativas de su Coronación.
Loor a la Virgencita del Valle
Virgencita del Valle catamarqueño
ruega por el más grande y el más pequeño.
Tú que desde lo alto bajaste al Valle haz que el buen día ande calle por calle.
Que la belleza pura que a todo abarca brille como el sol alto de Purmamarca.
Que la acequia que baja de las estrellas de flores vista al valle, de las más bellas.
Que apague el agua pura de la montaña la sed del que al trabajo duro se amaña.
Que en tu aire se escuche cada jornada el bello canto agreste de Ponferrada.
El canto que escuchara, el de su gente, extraído del agua de la vertiente.
Que él ha vuelto a la tierra de las cigarras renazca en los nuevos sones de las guitarras.
Y junto al viejo amigo Santiago Ortega disfruten del encanto de aquella vega.
Recordando sus nichos y estrelleríos retorno a los amigos que fueron míos.
Y por aquellos días que mi alma marca ruego a Dios por los hijos de Catamarca.
Osvaldo Guglielmino
Buenos Aires
Abril de 2013