Cuando reír es salud

jueves, 16 de agosto de 2018 00:00
jueves, 16 de agosto de 2018 00:00

Sr. Director
 
Un día 15 de agosto de 2015, exactamente cuatro años atrás, daba inicio en el gimnasio de la dirección de Deportes de la Universidad Nacional de Catamarca el Primer Taller de Risoterapia, bajo el dictado del risoterapeuta Carlos Aparicio (M.P. 0841/17), quien luego de presentar el proyecto ante la secretaría de Bienestar y Asuntos Estudiantiles, en la persona del Ing. Rodolfo Ahumada, fue aceptado para que se desarrolle en el ámbito de la casa de más altos estudios de la provincia.

El taller nació con la premisa de “No dejamos de reír porque envejecemos, envejecemos porque dejamos de reír” y bajo ella se enarboló de manera inmediata un deseo de todos: VUELVO A VIVIR. Tenemos una bandera que nos acompaña sábado a sábado y que tiene ese slogan, nacido de una canción del argentino SABÚ escrita en los años 70.

Cuenta su creador: Mirá, llegué con mi proyecto bajo el brazo y recuerdo que se tomaron el tiempo suficiente para estudiar algo que nunca se había dado en la universidad. Una vez aprobado, hice publicidad por todos los medios posibles y la convocatoria fue increíble. Aquel sábado fue una prueba de fuego que pude sortear gracias al acompañamiento de los presentes y de mi familia especialmente, que me acompaña desde el minuto cero.

Desde su génesis estuvo, está y estará destinado a personas con estrés, depresión, soledad, baja autoestima, timidez y todo tipo de afección física y mental. El espacio fue siempre gratis para la gente que concurre por una sencilla razón: La felicidad no tiene PRECIO, por eso decidí que mientras lo dictara sería gratis económicamente para la gente que sí me paga con su bien más preciado, que es su tiempo, que una vez invertido no se recupera jamás.

Desde aquel día hasta el 28 de abril pasado he dictado el taller durante 80 sábados, pasaron más de 1600 personas e invertimos en conjunto más de 200 horas de risas, carcajadas, lágrimas, reflexiones y todo tipo de emociones que el ser humano siente o padece. Estos no son solo datos, sino el resultado de un trabajo serio y responsable. Pasaron innumerables historias de vida, una más rica que la otra y algunas dignas de estar en un libro para que aquellos que se viven quejando de todo lo lean y relean una y otra vez. 

Quiero agradecer públicamente a Stella Maris Mandatori, presidente de Soles Catamarca, porque me permite, cada vez que la institución lo requiere, acompañar, disfrutar, vivenciar momentos únicos junto a los solcitos, que son parte de mi existir. También a todos aquellos que me llaman para distintos espacios.

El taller me dio la oportunidad de hacerme de amigos del alma, de tener un hijo del corazón que adopté desde la primera vez que nos vimos y que se llama Juan Emmanuel Figueroa, también a mi pequeña gran familia, son cerca de 20 los que la integran desde 2015 hasta la actualidad.

Párrafo aparte para mi señora y mi hijo, quienes me alentaron siempre a cumplir un enorme desafío: HACER FELIZ al prójimo. Sin su amor y acompañamiento, nada de esto hubiese sido posible.

Puedo decir, sin temor a equivocarme, que la risoterapia es como lo que todo ser humano debe aprender desde que da sus primeros pasos y en toda la infancia para que cada niño viva en plenitud su mejor etapa de la vida.

GRACIAS A TODOS los que confiaron en mi propuesta y que por ahora, solo por ahora, está en un stand-by. Y dejo para el final una devolución que me hizo la escuela Nº 196 Crisanto Gómez hace pocos días, en la segunda jornada institucional educativa de la provincia, que expresó lo siguiente sobre lo vivido: “Su desempeño cautivó las emociones de cada uno de los presentes, logrando tramar un sentimiento reflexivo de la mirada de cada uno con el otro. Deseamos que se repita esta valiosa estrategia en nuestra institución”.

Carlos Aparicio
 

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