Correo y opinión

El oxímoron Macri

sábado, 13 de abril de 2019 00:18
sábado, 13 de abril de 2019 00:18

Cuando digo que Macri es la encarnación de un oxímoron, quiero señalar puntualmente una figura cuasi humana que a simple vista se la puede calificar como una contradicción andante. Me refiero al bruto que pretende venderse como inteligente, al ignorante que cree manifestarse con sabiduría, al badulaque que se presenta como un ser espiritual, al odiador que dice amar, al monologador que constantemente habla de diálogo, al perverso que pretende vender sus deshonestas acciones como bondadosos favores, al politiquero de cuarta que se postula como gran estadista, al protervo del presente que solicita no volver a supuestos pasados malignos siendo él mismo la reedición de un corrupto pasado harto conocido para los mínimamente formados aunque desconocido para los educados mediáticamente; todo eso es Macri. Y más; Macri es el porteño que ama a Macri porque ama los oxímoron (una ciudad con ciertos habitantes que pretenden ser europeos dentro de un país sudaca). Son esos porteños los que lo bancaron 8 años como su gobernador; y lo seguirán bancando como presidente. Desde hace 3 años y medio el pueblo argentino padece la espantosa gestión del oxímoron Macri.


La retórica de Macri es una suma de oxímoron. Por ejemplo, cuando Macri habla en contra del pasado al que supuestamente “la gente” no quiere volver no lo hace genéricamente. Siente, sabe que él es la burda reencarnación de una parte de ese pasado que no nombra; focaliza su reacción en “otro pasado” que él sataniza: “No volver a las recetas populistas”. Las cifras que recita del guion armado que siempre le acercan -70, 80 años- son coincidentes con su postura de inquisidor. Es la retórica incoherente de un mitómano perverso parado en el lado de la grieta donde se vive en eterno bienestar diciéndoles a los infelices del otro lado de esa grieta: “Crucen, salten para nuestro lado” sabiendo que les es imposible porque a esa grieta, él se encargó de agrandarla. Hoy, para el común de los mortales argentinos, intentar hacerlo, significaría saltar al vacío. Macri cava con su pala hecha “decisiones de gobierno” justo del lado de la grieta donde están los trabajadores, los pobres, atormentándolos con esa letanía generadora de culpa, esperando que así salten al vacío.


Macri es un oxímoron porque habla de construir futuro con lo peor del pasado que él representa. Macri no inventó nada nuevo. Su CAMBIO consistió en revertir una realidad de país no tan lejana. No hace mucho tiempo, hubo un pueblo que conoció lo que es dignidad, que consiguió con lucha y esfuerzo cierto bienestar para su vida en poco más de una década (2003/15).
Macri retrotrajo aquel país a situaciones peores a las vividas con posterioridad al derrocamiento de Irigoyen en el 30 del siglo pasado conocido “la Primera década infame”; de Perón después del 55 del mismo siglo de la mano de los “libertadores”, del derrocamiento del último gobierno peronista en el 76 de la mano de la más sangrienta dictadura que recuerde la historia nacional. Macri es la nefasta sumatoria de Justo-Roca + Aramburu-Rojas- Prebisch + Martinez de Hoz-Videla-Massera-Cavallo + Menem-Cavallo-Triaca-M. J. Alsogaray + De la Rúa-Cavallo-Bullrich-Mathov. De ese pasado, Macri no habla.


Macri es la versión más perversa del liberalismo vernáculo en el nuevo formato neoliberal. Macri odia el populismo del pasado porque ama el liberalismo de ese pasado que le dio a su familia y a él ese largo y venturoso bienestar conseguido no casualmente a fuerza de “pico y pala” sino de corromper gobiernos legítimos hasta hacerlos ilegítimos (con ayuda mediática desde ya).
Macri es un oxímoron porque desde una gestión de gobierno plagada de corrupción se anima hablar descaradamente de transparencia y corrupciones ajenas.


Macri es un oxímoron gracias también a los nefastos aportes de La Nación y Clarín; ellos son los principales responsables de la satanización de gobiernos populistas y el ensalzamiento de siniestras gestiones liberales y neoliberales pasadas que tanto daño hicieron al país, a su pueblo permitiendo el saqueo de sus riquezas. Macri es el mismo –pero en versión más nefasta- de lo peor de nuestro pasado. Macri es un oxímoron en sus dos espantosas versiones: discursiva y danzarín; en todo atenta contra el mínimo decoro y el más minúsculo sentido del buen gusto. Nuestro pueblo es bueno y confiado, pero no estúpido; de eso se da cuenta cuando es engañado.
 

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