Opinión

Fantasma hiper-inflacionario ¿hay que preocuparse?

domingo, 17 de mayo de 2020 00:17
domingo, 17 de mayo de 2020 00:17


Por CPN Germán Vittore

La columna pasada realizamos un sucinto repaso mediático y vimos como últimamente los grandes medios de comunicación hegemónicos propagan en parte de la opinión pública el “Fantasma hiperinflacionario”. 

Este “Fantasma” fue instalado debido a que el actual Gobierno, a pesar de no pagar deuda pero con una recaudación en caída libre e imposibilitado aún de cobrar algún impuesto progresivo a los más ricos, se encuentra emitiendo cantidades importantes de dinero para cuidar la salud y auxiliar a la población argentina ante el coronavirus y una economía en cuarentena. Para hacerlo emplean la archiconocida lógica (parcial) del enfoque monetarista de la inflación, donde la “emisión monetaria” generada por el exceso de gasto público (déficit fiscal), es la “incuestionable” monocausal de inflación en nuestro País (“maquinita = inflación”). 
  
¿Hay riesgo de “hiperinflación”? 

Al final de dicha columna dejaba para la reflexión que sucedería, con esa “lógica monocausal e incuestionable” ¡que inexorablemente subiría los precios acarreando más inflación o la “hiper”!, si contempláramos el hecho de que la oferta pudiera cubrir (con la misma velocidad y proporción) el supuesto exceso de demanda que generaría esa emisión. Aclarando además que, luego del “tsunami cambiemita”, nuestro País ocupa apenas poco más del 50 % de su capacidad instalada (productiva). ¿Lo pensaron?

Cuando simplifican el análisis del fenómeno inflacionario empleando el enfoque monetarista, lo hacen de manera parcial y por lo general olvidan contemplar y analizar la oferta. ¿Por qué será, no? 

Una respuesta posible es que con esta simple ecuación presionan a los gobiernos a que: se achiquen y desregulen, eliminen su déficit fiscal (sólo si surgen de inversiones en salud, educación, ciencia, etc. y no del pago de exorbitantes intereses o capital de deuda; claro está, no?), privaticen los servicios o la administración de los fondos públicos, se endeuden en moneda extranjera, suban las tasas de interés, etc., etc., etc. ¿O será sólo para acotarles la posibilidad, que emplean todas las potencias del mundo, de que a través de la expansión del gasto público dinamicen sus economías? ¿Para la reflexión, no?

Si además contemplamos que esta “exorbitante” emisión monetaria actual, realizada por el Gobierno y que tanto preocupa a algunos, está solo intentando “humedecer los labios” de una economía anémica casi paralizada y “oxigenar” en algo los ya moribundos o difuntos ingresos de millones de compatriotas y empresas. ¿Qué les parece? ¿Generaría la misma un descontrolado exceso de demanda que dispararía los precios de manera alocada; que ni siquiera podría ser absorbido por un incremento de la oferta? ¿Qué opinan? ¿Habría hoy, riesgo de una “hiperinflación”?

 

¿La “emisión” lo explica todo? La reciente experiencia inflacionaria cambiemita. 

En la “era Cambiemos” no se incrementó en términos reales la base monetaria, además se “esterilizó” cualquier emisión realizada elevando las tasas de interés por las nubes (excusa para la timba financiera de billones de pesos con las LEBAC y LELIQ) y no existió nunca un exceso de demanda sino que ininterrumpidamente se diezmó el consumo (el PBI cambiemita cayó más de un 5 %).

Nos preguntemos entonces: ¿Cómo hizo esta 2da. Alianza del mejor equipo de las últimas 5 décadas para generar una cruenta recesión económica y en simultáneo disparar la inflación a más del 300 % en apenas 4 años?    
¿Cómo hizo para licuar salarios, empobrecer y hambrear a toda una población generando recesión e inflación (“estanflación”), incrementando el precio de los alimentos y de todos los costos de la economía sin que la “emisión” sea la causa?

¿Habrá sido que desreguló todo en una economía altamente concentrada y extranjerizada? ¿Habrá influenciado el levantamiento del mal llamado “cepo cambiario” (que devaluó nuestra moneda un 538 %), el incremento del precio de los combustibles y de las tarifas de los servicios públicos (en 280 % y hasta un 3.000 % respectivamente), el endeudamiento obsceno con altas cargas de costos financieros, el subir las tasas de interés hasta el 100 % efectiva anual, etc., etc., etc.? ¿Qué les parece? ¿Se comprende qué y cómo se genera inflación en nuestro País? 

¡Aprendamos de la (reciente) sabia experiencia y comencemos a espabilar de preceptos preconcebidos que se toman como verdades incuestionables!

 

¿Y el “Fantasma”?

Si asimilamos que, en medio de esta economía pandémica, la emisión actual no necesariamente ocasionará un abrupto exceso de demanda (sin olvidar la descomunal capacidad instalada ociosa existente) y contemplamos que el gobierno no cede ante las desfachatadas presiones devaluatorias de nuestra moneda (perpetradas vía la “brecha cambiaria” entre el dólar oficial -que regula la economía- y el alza del ilegal e irrelevante “dólar negro” -mal llamado “blue”- y de los “dólares fuga” -el “bolsa” y “contado con liqui”-; que ojalá desarticule con firmeza y prontamente). Y que además frenó las subas de las tarifas de servicios públicos y del precio de combustibles e implementó un plan de precios máximos para la canasta básica alimentaria. Estrategia que pareciera haber tenido algún éxito ya que la inflación se desaceleró en Abril, fue del 1,5 % (¡la mitad del indignante 3 % de Marzo!, que en medio de la cuarentena motorizó el rubro “alimentos”). ¿Qué les parece? ¿Es de esperar una descontrolada escalada inflacionaria y que hoy la mayoría de los ciudadanos de a pie dejen de creer en el peso argentino?  

Con sólo lo conciso de lo expuesto, y sin contemplar otras variables, podríamos decir que hoy el “Fantasma hiperinflacionario” no es más que eso; ¡un “Fantasma”! Hasta la próxima. 
 

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