(*) Rodrigo Morabito
El interrogante en el título de esta columna de opinión me parece fundamental para comprender la importancia de los derechos humanos para las personas, en especial, para quienes desde una concepción equivocada y partiendo de opiniones tergiversadas, consideran que los derechos humanos son solo para los delincuentes.  

En efecto, cuando el artículo 1 de la Declaración Universal de Derechos Humanos expresa que “todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, [...] deben comportarse fraternalmente los unos con los otros”, se está refiriendo a los principales pilares del sistema de los derechos humanos, esto es, libertad, igualdad y solidaridad. 

Las libertades fundamentales como la libertad de pensamiento, conciencia y culto, así como de opinión y expresión, se encuentran protegidas por los derechos humanos. De la misma forma, los derechos humanos garantizan la igualdad, tal como la protección igualitaria contra toda forma de discriminación en el ejercicio de todos los derechos humanos, incluida la plena igualdad entre hombres y mujeres. Mientras que la solidaridad se refiere a los derechos económicos y sociales, como el derecho a la seguridad social, a una remuneración justa y a un nivel de vida adecuado, a la salud y el acceso a la educación, los cuales forman parte integrante del marco de los derechos humanos.

No obstante ello, debo también aclarar que los derechos humanos pueden interferir entre sí, pon ende, siempre deberán estar limitados por los derechos y libertades de los demás ciudadanos o por las exigencias de la moralidad, el orden público y el bienestar general de la sociedad democrática (art. 29, DUDH). 

En definitiva, los derechos humanos de las demás personas deben respetarse, no solo tolerarse y en esta concepción, los derechos humanos no deben emplearse para violar otros derechos humanos (art. 30, DUDH). 

Esto último que me parece de mucha importancia, implicará siempre que todos los conflictos deberán resolverse con respeto a los derechos humanos, aun cuando en casos de emergencia pública y situaciones extremas (como las que hoy ocurren en el mundo) puedan imponerse restricciones. 

Evidentemente, los derechos humanos son trascendentales para una convivencia pacífica en sociedad, pues garantizan, afirman y legitiman a los sistemas democráticos permitiendo que todas las personas tengan posibilidades de una vida digna.

No tengo dudas de que los derechos humanos son la clave más importante para la vida y la dignidad de las personas y, claro está, para la solución pacífica de los conflictos que se generen entre los seres humanos, ergo, los derechos humanos nacieron como consecuencia de las más graves violaciones a la dignidad humana y no pueden existir personas sin dignidad porque ello implicaría la existencia de una inconcebible e intolerable deshumanización de la propia humanidad. 

En definitiva, el mundo nunca podrá estar en paz a menos que las personas tengan seguridad en sus vidas cotidianas y, a esa seguridad se las dará la garantía, vigencia, defensa y efectivo cumplimiento de sus derechos humanos.

(*) Juez de Responsabilidad Penal Juvenil. Profesor de Derecho Penal II (UNCA). Vocal Titular de la Mesa Nacional de Asociación pensamiento Penal. Miembro de Ajunaf. Miembro de la Red de Jueces de Unicef.