Columnas de opinión

La caída final del castillismo

lunes, 13 de septiembre de 2021 04:02
lunes, 13 de septiembre de 2021 04:02

La UCR volvió a perder. Nuevamente fue vapuleada en Catamarca, uno de los pocos distritos donde ganó el peronismo. En el 90% del territorio nacional los festejos fueron para Juntos por el Cambio que, en menos de dos años, logra una hazañosa recuperación.

El revés, que orilló los 20 puntos, trajo consigo un dato no menor dentro del entramado político lugareño. No fue la derrota de los precandidatos –en este caso “Telchi” Ríos, Patricia Breppe y la gran mayoría de quienes ocuparon el espacio “Adelante Catamarca”-, sino del comandante de un barco que viene a la deriva desde hace largos años.

Ese conductor no es otro que el senador Oscar Castillo, perdedor excluyente de una contienda limpia y transparente que definió la gente y, contrariamente a lo que ocurría siempre, no se resolvió entre cuatro paredes, la técnica castillista para gozar de todas las prebendas por más de tres décadas.

Esta vez no tuvo salida. Tuvo que participar de una interna como su armador excluyente y  mordió el polvo de la derrota por cifras que no admiten discusión. Su lista quedó a casi 10 puntos de la ganadora, personificada en las figuras de Flavio Fama y Francisco Monti, ahora si candidatos a senador y diputado nacional, respectivamente.

El resultado no fue casualidad. Como lo dijimos en infinidad de comentarios, su imagen no ayudaba. Conseguía los cargos por arreglos de cúpulas y en ese campo nadie le puede negar habilidad. Ocupó las más altas representaciones desde 1985 a 2021 sin ganar jamás una interna. En la única que participó fue el 11 de mayo de 1987, donde la lista que integraba sucumbió frente a la que encabezaba el extinto Genaro Collantes.

A partir de aquella lejana fecha nunca concedió internas o habilitó vías para democratizar la UCR. En las dos últimas convocatorias -2018 y 2020- impuso a sus amigos impugnando a los contrincantes, entre quienes estaban precisamente Fama y Monti.

La elección provincial 2021 fue su Waterloo. A sabiendas que le esperaba la repulsa generalizada renunció a ser candidato, pero armó una estrategia para mantener el poder partidario. Fue otra picardía que esta vez falló. El radical de la Capital y el de tierra adentro le cobró las cuentas. No le perdonó haber hundido al partido después de haber estado en la cima del poder provincial por más de 20 años. La conclusión, entonces, resulta inapelable. Más que triunfo de Fama, Monti y compañía, fue la caída final del castillismo.

El Esquiú.com
 

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