La comunidad catamarqueña recibió ayer la dolorosa noticia de la partida de Ricardo Jerez, verdadero ícono de la locución provincial, figura de las épocas doradas de la magia del dial, medio desde el cual logró convertir su apellido en sinónimo de la radio.

Ricardo era, junto con su hermano Humberto, verdadero pionero de la radiofonía provincial, dueño de una voz inconfundible, que brilló en las épocas románticas de los medios, cuando sin internet ni globalización, las voces locales marcaban el ritmo de los valles, junto a emblemáticos profesionales como Anita Martinena, Luis Oscar Aisa, Carlos Javier Bravo y tantos otros.

Había nacido el 9 de enero de 1956 y creció en esta ciudad que amaba profundamente. Pasó por varias escuelas, como la Escuela 257, la “Juan Bautista Alberdi” y la Manuel Belgrano, para hacer la secundaria en la Nacional de Comercio Jorge Newbery.

Ricardo se inició de la forma en que surgían los oficios en aquella época, a puro coraje y entusiasmo. Estudiaba en la escuela de Comercio y trabajaba en la vieja estación de servicio de YPF, ubicada por entonces en la esquina de Alem y República.

Allí entabló amistad con un señor que casualmente se enteró de que existía la posibilidad de hacer un reemplazo en Radio Nacional Catamarca, la vieja y querida LW7. Lo alentó a probar suerte, y Ricardo se presentó sin saber que allí se resolvería su destino.

Comenzó en los niveles más modestos de un aprendiz, y construyó una carrera admirable, que coronó como director de Radio Nacional.

Impecable conductor, se lució también en innumerables festivales de toda la provincia, entre ellos citas históricas como el Poncho y el Aguardiente, e incursionó también con éxito en la televisión, donde hizo gala de un estilo sobrio y correcto.
Se recuerda su ciclo de entrevistas “Almuerzos de Trabajo”, que tuvo más de 1.000 invitados entre 1994 y 2001.

Era simpatizante de San Lorenzo de Alem, club donde llegó a desempeñarse como vicepresidente, y participó también en otras entidades como el Club Leones.

Le sumó a su talento y oficio la preparación, se recibió como locutor profesional en Tucumán, y trascendió con su trabajo, incluso como corresponsal del programa del recordado Julio Lagos.

Pero Ricardo Jerez dejó un aporte mucho mayor al de su propio trabajo, ya que atesoró y recopiló como nadie historias de la radio local. Así, impulsó el Museo Pioneros de la Radio, y en 2010 difundió aquí un libro con la historia de Radio Nacional desde el año 1937 hasta 2010.

El libro fue presentado dentro de los festejos por los 29 años de LRA 27 Radio Nacional Catamarca, y condensaba toda la historia de la radio pública desde el año de su fundación.

Con el fallecimiento de Ricardo Jerez se cierra una etapa importante de la historia de los medios en Catamarca, pero su legado seguirá vigente en el recuerdo de quienes lo conocieron.

Vaya desde aquí un afectuoso abrazo para sus familiares y amigos.