La mirada del mundo de Jorge Rial siempre es muy particular. Y, cuando algo se le cruza, hay que tener cuidado. Unos días antes de irse a España, el bueno del ex conductor de América se la agarró fuerte con Susana Giménez. Y ese debate trajo cola. Y parece que termina en la justicia.

Rial aseguró que a Su, que en julio estrena obra de teatro en Uruguay, le iba a ir mal y encendió todo aún más luego de su furiosa respuesta, exabrupto y amenazas de juicio incluidas.

Sin embargo, el lío escaló y cruzó el Río de la Plata, porque ahora los orientales quieren sacarle a Jorgito las “llaves de Punta del Este”, un honor que le otorgaron en 2008, en medio de polémicas y posiciones encontradas sobre si se lo merecía o no.

Y mientras Luis Ventura opinó en A la tarde que su ex amigo debería devolver las famosas llaves porque a él nunca le gustó Punta, un inesperado dato llegó de la mano de Jorge Descalzi, en directo desde la Liga de Fomento del balneario top.

Al parecer, desde que Jorge fue distinguido, en Punta del Este se habla de la “Maldición Jorge Rial”. “La Liga de Fomento de Punta del Este generó todo este ruido a partir del 7 de julio de 2008 cuando le entregó Las Llaves, yo también fui muy crítico en ese momento”, empezó el cronista.

“Quien las entregó fue el integrante de esta liga, el señor Mario Costa. Sin embargo, esa fue la última vez que se entregaron Las Llaves de la Ciudad”, siguió, y agregó: “Con lo cual, por acá se dice que es La Maldición de Jorge Rial, porque a partir de ahí, un ex intendente instruyó a que se le retire a esta Liga la potestad”.

Descalzi explicó que, desde ese momento, sólo el Poder Ejecutivo puede entregar esta distinción que tienen Rial, Susana y Mirtha Legrand. “¡La última la tiene Jorge!”, aseguró el periodista en el ciclo de América.

A la vez, recordó la polémica frase dijo Rial al ser galardonado: “Él cuando recibió esta distinción, que debe ser para personas ilustres, dijo ‘yo sé qué hay mucha polémica, si quieren las dejo y cambien la cerradura’”.

Seguramente Ventura fue otro de los desconcertados en ese momento, ya que sabía que a su colega no le simpatizaba Punta del Este, a pesar de que allí pasó muchos veranos con su ex esposa y sus hijas.

“Siempre estaba incómodo, se lo notaba así. Le molestaba la arena, no le gustaba el agua, se agarraba una sombrilla y se quedaba abajo de la sombrilla todo el tiempo porque no se sentía muy a gusto. Entonces no me extraña que quieran hacer de sacarle las llaves de Punta del Este porque no les tenía ninguna simpatía ni ningún cariño”, dijo.